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Wednesday, November 16, 2016

El Presidente Trump y el Acuerdo Nuclear con Irán

El Presidente Trump y el Acuerdo Nuclear con Irán

Emma Ashford considera que la promesa de campaña de Trump de destruir el acuerdo nuclear con Irán, de ser cumplida, tendría un altísimo costo político y diplomático para EE.UU.

Emma Ashford
 
es investigadora visitante del Cato Institute.
Durante la temporada de las primarias del Partido Republicano, la mayoría de los candidatos se mostraron en contra del acuerdo nuclear con Irán y prometieron deshacerlo. De hecho, Donald Trump, nuestro nuevo presidente-electo, describió el Plan Conjunto e Integral de Acción (el JCPoA por sus siglas en inglés) como “uno de los peores acuerdos que he visto”. Con el inesperado triunfo de Trump en la elección de esta semana, el futuro del acuerdo de Irán —uno de los éxitos diplomáticos más importantes de la presidencia de Barack Obama— se ha oscurecido.


A lo largo del último año, la campaña de Trump fue impresionantemente inconsistente sobre la cuestión del acuerdo iraní. Varios partidarios de Trump —incluyendo a Rudy Giuliani en su discurso durante la Convención Nacional del Partido Republicano— sugirió que Trump “destruiría” el acuerdo en su primer día de presidente. Trump mismo ha criticado duramente el acuerdo, prometiendo en un discurso ante la AIPAC en marzo que deshacer el acuerdo sería su prioridad número uno. Aún así, afirmaciones posteriores se enfocaron en cambio en la idea de que el “arreglaría” el acuerdo, volviendo a la mesa de negociación con Teherán, una línea luego adoptada por muchos de sus asesores de campaña.
Desafortunadamente, aunque esto podría indicar de que la postura de Trump era más retórica que realidad, es probable que él se enfrente a una fuerte presión por parte de un congreso dominado por republicanos para deshacer el acuerdo. La presión es probable que venga desde el interior de su gobierno también: no solo Mike Pence, seleccionado para ser vicepresidente de Trump, adoptó una posición dura sobre el acuerdo con Irán durante los debates, sino que varios de los potenciales asesores de Trump han argumentado de manera similar que el acuerdo debería ser destruido. Es difícil imaginarse una administración que incluye a Bob CorkerJohn Bolton o Michael Flynn adoptando una estrategia conciliatoria sobre Irán respecto de cualquier asunto.
De manera que cabe preguntarnos: ¿puede Trump realmente acabar con el acuerdo con Irán? Tal vez más efectivamente de lo que muchos han asumido, aunque sería política y diplomáticamente costoso. Para acabar con el acuerdo, EE.UU. tendría que afirmar ante el Consejo de Seguridad de la ONU que Irán está violando el acuerdo. Aunque dicha violación sería técnicamente confirmada por una parte externa como el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el hecho es que la provisión de “réplica” de alivio de las sanciones que se encuentra en el JCPoA permite que EE.UU. ejerza su poder de veto, obligando a que sean introducidas nuevamente las sanciones de la ONU.
EE.UU. no puede obligar a la Unión Europea a introducir nuevamente todas sus sanciones, que incluyen algunas de las medidas más severas sobre el petróleo iraní y sus sectores bancarios. Tampoco puede aplicar sanciones de manera retroactiva; cualquier acuerdo logrado entre empresas a lo largo de los últimos seis meses —como el acuerdo de petróleo y gas Total— tendría que ser heredado. Pero si quisiera, el Presidente Trump podría emitir órdenes ejecutivas reinstaurando sanciones o creando nuevas sanciones sobre individuos o empresas iraníes. También podría ordenarle a la Tesorería aplicar sanciones de forma extraterritorial, previniendo que las empresas europeas o asiáticas que hacen negocios con Teherán puedan acceder al sistema financiero de EE.UU.
Aún así la decisión de acabar con el acuerdo nuclear con Irán sería extremadamente costoso para EE.UU. Aislaría a aliados clave en Europa y otros lugares, desalentando su participación en futuros esfuerzos diplomáticos de EE.UU. Un mejor acuerdo es virtualmente imposible de obtener, así que aumentaríamos considerablemente la probabilidad de que Irán vuelva a desarrollar sus capacidades nucleares, permitiendo que se acerquen más a la bomba atómica, y EE.UU. a un conflicto militar. Esto le acarrearía a EE.UU. una mala reputación, implicando que no se puede confiar en que nosotros respetemos los acuerdos internacionales que negociamos.  
Es seguramente posible que el Presidente-electo Trump deshaga el JCPoA. Pero como todas las preguntas acerca de la política exterior de Trump, sigue sin quedar claro si decidirá hacerlo o no. Si decide hacerlo, las repercusiones para la política exterior de EE.UU. serían desagradables. Destruir el acuerdo con Irán podría verse bien ante la base del Partido Republicano, pero es el equivalente diplomático de dispararnos en el pie: no logra objetivo alguno de política exterior, se corre el riesgo de desestabilizar el Medio Oriente todavía más, y perjudica severamente la reputación diplomática de EE.UU.

Sunday, November 13, 2016

El Presidente Trump y el Acuerdo Nuclear con Irán

Emma Ashford considera que la promesa de campaña de Trump de destruir el acuerdo nuclear con Irán, de ser cumplida, tendría un altísimo costo político y diplomático para EE.UU.

El Presidente Trump y el Acuerdo Nuclear con Irán

Emma Ashford es investigadora visitante del Cato Institute.
Durante la temporada de las primarias del Partido Republicano, la mayoría de los candidatos se mostraron en contra del acuerdo nuclear con Irán y prometieron deshacerlo. De hecho, Donald Trump, nuestro nuevo presidente-electo, describió el Plan Conjunto e Integral de Acción (el JCPoA por sus siglas en inglés) como “uno de los peores acuerdos que he visto”. Con el inesperado triunfo de Trump en la elección de esta semana, el futuro del acuerdo de Irán —uno de los éxitos diplomáticos más importantes de la presidencia de Barack Obama— se ha oscurecido.


A lo largo del último año, la campaña de Trump fue impresionantemente inconsistente sobre la cuestión del acuerdo iraní. Varios partidarios de Trump —incluyendo a Rudy Giuliani en su discurso durante la Convención Nacional del Partido Republicano— sugirió que Trump “destruiría” el acuerdo en su primer día de presidente. Trump mismo ha criticado duramente el acuerdo, prometiendo en un discurso ante la AIPAC en marzo que deshacer el acuerdo sería su prioridad número uno. Aún así, afirmaciones posteriores se enfocaron en cambio en la idea de que el “arreglaría” el acuerdo, volviendo a la mesa de negociación con Teherán, una línea luego adoptada por muchos de sus asesores de campaña.
Desafortunadamente, aunque esto podría indicar de que la postura de Trump era más retórica que realidad, es probable que él se enfrente a una fuerte presión por parte de un congreso dominado por republicanos para deshacer el acuerdo. La presión es probable que venga desde el interior de su gobierno también: no solo Mike Pence, seleccionado para ser vicepresidente de Trump, adoptó una posición dura sobre el acuerdo con Irán durante los debates, sino que varios de los potenciales asesores de Trump han argumentado de manera similar que el acuerdo debería ser destruido. Es difícil imaginarse una administración que incluye a Bob CorkerJohn Bolton o Michael Flynn adoptando una estrategia conciliatoria sobre Irán respecto de cualquier asunto.
De manera que cabe preguntarnos: ¿puede Trump realmente acabar con el acuerdo con Irán? Tal vez más efectivamente de lo que muchos han asumido, aunque sería política y diplomáticamente costoso. Para acabar con el acuerdo, EE.UU. tendría que afirmar ante el Consejo de Seguridad de la ONU que Irán está violando el acuerdo. Aunque dicha violación sería técnicamente confirmada por una parte externa como el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el hecho es que la provisión de “réplica” de alivio de las sanciones que se encuentra en el JCPoA permite que EE.UU. ejerza su poder de veto, obligando a que sean introducidas nuevamente las sanciones de la ONU.
EE.UU. no puede obligar a la Unión Europea a introducir nuevamente todas sus sanciones, que incluyen algunas de las medidas más severas sobre el petróleo iraní y sus sectores bancarios. Tampoco puede aplicar sanciones de manera retroactiva; cualquier acuerdo logrado entre empresas a lo largo de los últimos seis meses —como el acuerdo de petróleo y gas Total— tendría que ser heredado. Pero si quisiera, el Presidente Trump podría emitir órdenes ejecutivas reinstaurando sanciones o creando nuevas sanciones sobre individuos o empresas iraníes. También podría ordenarle a la Tesorería aplicar sanciones de forma extraterritorial, previniendo que las empresas europeas o asiáticas que hacen negocios con Teherán puedan acceder al sistema financiero de EE.UU.
Aún así la decisión de acabar con el acuerdo nuclear con Irán sería extremadamente costoso para EE.UU. Aislaría a aliados clave en Europa y otros lugares, desalentando su participación en futuros esfuerzos diplomáticos de EE.UU. Un mejor acuerdo es virtualmente imposible de obtener, así que aumentaríamos considerablemente la probabilidad de que Irán vuelva a desarrollar sus capacidades nucleares, permitiendo que se acerquen más a la bomba atómica, y EE.UU. a un conflicto militar. Esto le acarrearía a EE.UU. una mala reputación, implicando que no se puede confiar en que nosotros respetemos los acuerdos internacionales que negociamos.  
Es seguramente posible que el Presidente-electo Trump deshaga el JCPoA. Pero como todas las preguntas acerca de la política exterior de Trump, sigue sin quedar claro si decidirá hacerlo o no. Si decide hacerlo, las repercusiones para la política exterior de EE.UU. serían desagradables. Destruir el acuerdo con Irán podría verse bien ante la base del Partido Republicano, pero es el equivalente diplomático de dispararnos en el pie: no logra objetivo alguno de política exterior, se corre el riesgo de desestabilizar el Medio Oriente todavía más, y perjudica severamente la reputación diplomática de EE.UU

Friday, November 4, 2016

Nota para Obama: Irán no está cambiando


Pese a que Obama ha afirmado a veces lo contrario, la política de EEUU en Oriente Medio está ahora enfocada a apaciguar a Irán y aislar a Israel.

En los últimos meses, la Administración Obama ha tratado de prestar la menor atención posible a Irán. El motivo es que, cuando intentaba vender al país el acuerdo nuclear con Teherán, la base de muchos de sus argumentos era que el acuerdo formaba parte de un proceso que, como dijo el presidente Obama, ayudaba a Irán a "llevarse bien con el mundo". La decisión de iniciar negociaciones secretas con el régimen islamista se presentó como una reacción a la elección de un supuesto moderado, Hasán Ruhaní, como presidente del país, y por lo tanto la respuesta a un cambio hacia una actitud más liberal de Teherán, dentro y fuera del país, que había que alentar.



Esto quedó hace poco desenmascarado como un fraude, cuando el asesor de Obama Ben Rhodes presumió de la capacidad de la Casa Blanca para confundir a la crédula prensa en el New York Times. Pero a medida que han ido pasando los meses desde que entró en vigor el acuerdo se ha vuelto cristalino que lo único que está cambiando en Irán es que el régimen se está haciendo más rico.
La última prueba de que los islamistas radicales siguen llevando las riendas en Teherán vino con la elección del ayatolá Ahmad Yanati como presidente de la Asamblea de Expertos, el organismo responsable de elegir y quitar al líder supremo del país, y de supervisar sus actividades. Dicho de otro modo, Yanati será el encargado de sustituir al actual líder supremo, el gran ayatolá Alí Jamenei. Es una posición clave, ya que es la persona que ocupa ese puesto, y no el presidente Ruhaní, quien realmente dirige el país. Si Yanati y sus compinches se encargan de la sucesión de Jamenei, entonces no hay duda de que su sucesor será igual de reacio, si no más, a la aproximación a Occidente y defenderá la actual política de Irán, que ayuda a los terroristas y persigue la hegemonía regional.
Yanati está entre los más radicales de la línea dura en una élite dirigente llena de radicales de la línea dura. No solo odia a Israel y defiende el mantenimiento de la supresión de los derechos –especialmente de las mujeres–, sino que es un exponente del odio más virulento a Estados Unidos y Occidente. Si se suma a la elección de un nuevo portavoz del Parlamento, Alí Lariyani, que también es considerado un oponente de los no tan moderados moderados, parece que el Gobierno de Teherán sigue completamente en manos de los radicales.
Eso podría ser negativo, pero ¿qué tiene que ver con el acuerdo nuclear? La Administración alega que, a pesar de la evidencia de su mala conducta en los últimos meses, con sus pruebas ilegales con misiles y su activa financiación de grupos terroristas, Teherán está respetando los términos del acuerdo nuclear. Eso podría ser estrictamente cierto o no, ya que la vigilancia del programa nuclear de Irán no es tan exhaustiva como se había prometido. Pero aun en el caso de que Irán no estuviese haciendo trampas, el rumbo que adopta el régimen tiene una gran relevancia.
Y el motivo es que dentro de una década expirará el acuerdo. En ese momento, lo único que puede evitar que el muy avanzado programa nuclear que se le permitió mantener a Irán desarrolle un arma nuclear es un cambio radical en Teherán. Si el sucesor de Jamenei y el resto de los clérigos que dirigen allí las cosas están tan inmersos en el "¡Muerte a América!" de Yanati, puede apostar a que no se tratará simplemente de un régimen donde los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria tienen libertad para hacer lo que les plazca. Se tratará de un régimen islamista decidido a utilizar la riqueza con que le está colmando Occidente, y la invulnerabilidad que le daría una bomba, para amasar aún más poder,.
Confrontado con esta prueba de que Irán no está interesado en "llevarse bien con el mundo",Estados Unidos no tuvo nada que decir sobre el ascenso de Yanati. El portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, fue preguntado al respecto y dijo: "No haremos comentarios".
Es llamativo, especialmente cuando se compara con la tendencia de Toner a manifestarse sobre los recientes cambios en Israel. Como señaló acertadamente el director del Times of Israel, David Horovitz, la yuxtaposición del silencio sobre Yanati y los comentarios de Washington sobre elnombramiento de Avigdor Lieberman como ministro de Defensa israelí resultaba curiosa.
Toner dijo que la entrada de Lieberman en el Gabinete "plantea preguntas legítimas sobre cuál es el rumbo que se está siguiendo y qué políticas van a adoptar". Curiosamente, Toner lo remató diciendo que había visto "informes desde Israel" sobre la coalición y observado que algunos de los nuevos ministros del Gobierno se "oponían a una solución de dos Estados". Es posible, pero Lieberman no es uno de ellos, ya que siempre ha respaldado la solución de los dos Estados, aunque las fronteras que él trazaría no sean las mismas que las de algunos progresistas.
El Departamento de Estado tiene derecho a plantear las preguntas que le parezca, pero es llamativo que la Administración se sienta libre de vapulear a un Gobierno elegido democráticamente mientras se muestra circunspecta sobre una teocracia oligárquica radical que además ha sido correctamente clasificada como el principal patrocinador estatal del terrorismo.
¿Cómo se explica esa diferencia?
Se podría alegar que EEUU se preocupa más por los asuntos de un Gobierno aliado que por los de un enemigo como Irán. Pero la diferencia va más allá. En realidad, la Administración Obama ha estado haciendo todo lo posible por mantener las buenas relaciones con Irán y evitar cualquier conducta que se pudiera interpretar como perjudicial para sus teócratas radicales. Por otra parte, ha estado tramando activamente un cambio de Gobierno en Israel. Si está particularmente molesto con Lieberman no es porque crea que vaya a interferir en unas negociaciones de paz que los palestinos no quieren, o que vaya a empezar una guerra. Es porque el secretario de Estado, John Kerry, participó activamente en la maniobra mediante la cual se esperaba que la Unión Sionista, partido de la oposición, se uniera al Gobierno de Netanyahu. La idea, como los esfuerzos pasados por derribar o incapacitar a Netanyahu, era utilizar la influencia de EEUU para inclinar a Israel hacia la izquierda, frente a los deseos de los electores, que dieron la mayoría a la actual coalición de centroderecha. El fracaso de esa estrategia fue la enésima humillación para Kerry y un triunfo para Netanyahu; que eso le vaya a funcionar bien a la larga es, no obstante, una cuestión opinable.
Pero lo que estas dos noticias nos demuestran es que, pese a que Obama ha afirmado a veces lo contrario, la política de EEUU en Oriente Medio está ahora enfocada a apaciguar a Irán y aislar a Israel. Esta no es la manera de tratar a un enemigo y a un aliado. Sea quien sea el sucesor de Obama, tendrá que comprender que Irán no va a moderarse, y salvo que EEUU esté realmente dispuesto a dar por perdido el estratégico Oriente Medio, esta política tiene que cambiar.
- Seguir leyendo: http://www.libertaddigital.com/opinion/jonathan-s-tobin/nota-para-obama-iran-no-esta-cambiando-79231/

Monday, October 10, 2016

Pagando rescate a Irán

Iran nuclear
Ha costado meses de interrogatorios, pero después de numerosos y embarazosos silencios ante las preguntas, el Departamento de Estado ha reconocido por fin la verdad sobre la liberación iraní de los rehenes estadounidenses el pasado mes de enero.
A pesar de haber negado durante meses que la entrega de 400 millones de dólares a Teherán el día de la liberación fuese el pago de un rescate, el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, dijo que la intención de Estados Unidos era “tener el máximo margen de maniobra” en el canje. Es una bonita manera de decir que la administración Obama pagó una abultada cifra por el rescate.
El rescate plantea al menos dos asuntos cruciales. Uno concierne a la naturaleza del acuerdo nuclear con Irán. La otra es cómo ha socavado, tal vez fatalmente, un principio clave de la política antiterrorista de Estados Unidos.


El concepto básico del cambio de política de Obama con respecto a Irán era que a Irán se le estaba dando una oportunidad “para estar a bien con el mundo”. Esas expectativas no se basaban únicamente en la idea de que el acuerdo nuclear liberalizaría la sociedad y la política exterior iraníes, sino que permitiría una mayor cooperación entre Washington y Teherán en asuntos como la guerra contra el Estado Islámico (EI).
La primera esperanza era una completa fantasía, ya que los líderes teocráticos de Irán han reforzado su control sobre el país y no han mostrado ningún interés en el cambio. La idea de que Irán pueda ser un socio en la guerra contra el EI era igual de ilusoria. Ocurre lo contrario: los objetivos de Irán –en Siria, la preservación del régimen de su aliado Bashar al Asad, y en Irak el fortalecimiento de las milicias chiíes que respalda– son incompatibles con cualquier estrategia que pueda llevar a la derrota del EI. Todos estos años de conversaciones, en los que los iraníes han obligado a Estados Unidos a hacer constantemente concesiones, que después han devenido en una negociación sobre rehenes, hace saltar por los aires la idea de un acuerdo con los “moderados” promovida por la caja de resonancia de la Casa Blanca durante 2015.
El pago por los rehenes, junto a la fiebre iraní del oro de las empresas occidentales –ahora que han desaparecido las sanciones–, pondrá a más gente en la diana de los secuestros, apenas disimulados, del Estado iraní. Esto sentará un precedente que dará a Irán, o a cualquier otro cazador de rehenes, la fuerza necesaria para chantajear a Estados Unidos.
Aunque la administración Obama esté tratando este caso de rescate como una mera y desagradable coda a otras iniciativas de política exterior que sí habrían sido exitosas, la verdad arroja un panorama muy distinto: el de un despiadado adversario terrorista que ha demostrado que puede exprimir a Estados Unidos.

Thursday, August 25, 2016

"Washington es un manicomio dirigido por locos"


Las autoridades de EE.UU., unos "locos", están librando una guerra contra la humanidad. Washington tiene la intención de ampliar los límites del imperio estadounidense hasta que llegue a la dominación mundial absoluta. Y para esto está listo, incluso, a desencadenar una guerra nuclear contra Rusia, según el periodista Stephen Lendman.
"Locos dominan el manicomio de Washington"
"Locos dominan el manicomio de Washington"RIA NOVOSTI

En artículo publicado en 'Global Research', Lendman afirma que el presidente estadounidense, Barack Obama, quiere obtener el permiso del Congreso para una guerra sin límites bajo el pretexto de combatir al Estado Islámico. "Desde el primer día de su mandato Obama declaró la guerra a toda la humanidad. Ningún Estado en la historia ha representado una amenaza para la comunidad mundial como EE.UU.", dice.
Los militares ucranianos que combaten en Donbass reciben órdenes del Pentágono, y al mismo tiempo decenas de instructores militares estadounidenses se preparan para ir a Siria. "Su misión es enseñar a los militantes de la llamada 'oposición moderada' a decapitar personas", asegura el periodista.




Lendman está convencido de que Obama está luchando en Siria a través de sus marionetas, como el grupo terrorista Estado Islámico. "Los instructores de la CIA y de las Fuerzas Especiales les enseñan a decapitar personas, etc.", dice.
El artículo recuerda que agentes de inteligencia de EE.UU. operan en 150 países del mundo utilizando como tapadera sus embajadas y consulados, así como otras organizaciones. "Su principal tarea es desestabilizar Estados, llevando a cabo una política independiente a través de golpes de Estado, asesinatos políticos o la intervención militar", según el impulsor del proyecto TomDispatch.com., Nick Turse.
Lendman señala que "en su guerra contra la humanidad EE.UU. usa armas de destrucción masiva: armas químicas, biológicas y la radiación, y realiza pruebas de nuevas armas". Eso muestra que Washington no se detendrá hasta que llegue al dominio total del mundo. "Para ello EE.UU. está dispuesto a las medidas más extremas, incluso a una guerra nuclear contra Rusia", opina.
"Requieren un agravamiento de la guerra en Siria. Medidas más decisivas para derrocar a Al Assad. Exigen tomar una postura más dura contra Rusia. Exigen un ataque preventivo contra Irán. Cuando un manicomio está dirigido por locos, eso puede terminar en cualquier cosa, incluso en lo peor", escribe el autor haciendo referencia a un conflicto militar con Rusia o Irán.
Por otra parte el periodista de Global Research, hablando sobre los ataques de la Junta de Gobernadores de Transmisiones de EE.UU. contra la cadena de RT, subrayó que a diferencia de "los así llamados 'medios de comunicación' que actúan bajo las órdenes de Washington" y que "sirven a los intereses de los ricos" RT "transmite noticias e información veraz que todos tienen derecho a saber".

¿Quiénes llevan las riendas de EE.UU.?

¿Quiénes llevan las riendas de EE.UU.?

El periodista Scott Mcconnell, de la revista estadounidense 'The American Conservative', aborda las claves de la democracia moderna en Estados Unidos, subrayando el papel que juega el dinero en las decisiones políticas importantes para todo el mundo.
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.Wikipedia / Reuters / RT

Los ricos tienen una influencia enorme sobre el sistema político de EE.UU., afirma el periodista Scott Mcconnell de 'The American Conservative'. "Está claro que los estadounidenses con grandes fortunas antes también intentaban influir políticamente. Sin embargo, lo que está pasando ahora mismo es de una escala completamente diferente", opina Mcconnell.
Por lo tanto, EE.UU. ha entrado en otra época, a tenor del periodista. Algunos tienen más casas, coches y aviones, pero esto no significa que solamente puedan financiar a un candidato de la oposición en unas elecciones, que no tendría la oportunidad de ganar sin financiación, sino que estas fortunas tienen una influencia significativa y pueden formar las percepciones y opiniones en la sociedad, distorsionando la democracia.



Entre los ejemplos que sugiere Mcconnell para apoyar su idea, destaca Sheldon Adelson, magnate y patrocinador principal de la organización 'Unidos contra Irán nuclear' ('United Against Nuclear Iran'), que agita la idea de un ataque nuclear de EE.UU. contra Irán. Adelson hace un llamamiento a lanzar un ataque nuclear para demostrar la seriedad de las intenciones de Estados Unidos, escribe Mcconnell. La organización del magnate ayuda a consolidar en la opinión pública la idea de que las acciones militares de EE.UU. son razonables y justas. Dado que Adelson es donante del Partido Republicano y de varios 'laboratorio de ideas' ('think tank'), tiene muchas opciones realizar su política agresiva, escribe el periodista.
Mcconnell sostiene que los magnates de EE.UU financiaron el golpe de Estado en Ucrania que provocó una guerra civil sangrienta que no termina. La revolución de Maidán es la culminación de la financiación realizada durante muchos año por el Gobierno estadounidense y organizaciones no gubernamentales patrocinadas por el Estado, según explica el periodista. El pasado mayo el multimillonario estadounidense George Soros reconoció que es responsable de establecer una fundación en Ucrania que contribuyó al derrocamiento del gobernante legítimo, lo que derivó en la toma del poder de una junta 'elegida' por el Departamento de Estado.

Wednesday, July 13, 2016

#Espana La millonaria triangulación entre Podemos, Venezuela e Irán – por María Celsa Rodríguez

#Espana La millonaria triangulación entre Podemos, Venezuela e Irán – por María Celsa Rodríguez

irantv1
De  acuerdo a una investigación  que comenzó  en el año 2015 y fue realizada por “la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional de España”, el partido español “Podemos” había sido ilegalmente financiado a través de  la sociedad audiovisual 360 Global Media, que es dirigida  en España por el iraní Mahmoud Alizadeh Azimi. “En principio, la empresa es constituida como una agencia de noticias, pero en 2012 acaba convirtiéndose en la gestora de la cadena iraní”. Ya “en ese año, la empresa declaró ingresos por 7,2 millones de euros”.
El propósito del canal era divulgar en los países de habla hispana las ideas del régimen de los ayatolás, y buscar tender lazos internacionales “con organizaciones consideradas terroristas (como Hezbollah y Hamás, por ejemplo) y contrarrestar los argumentos de Occidente contra sus planes nucleares […]”. Sus cuarteles generales se encuentran en Madrid. Desde ellos se emite para Europa, Latinoamérica y los Estados Unidos.



Este conglomerado también cuenta con una edición en Press TV, que emite para todo el mundo desde Teherán. Cumpliendo con estrictas reglas de costumbres, se puede ver ante las cámaras que las presentadoras usan el velo islámico, aun cuando trabajan desde España. “En 2014, 360 Global Media declaró unos ingresos por 2.968.132,69 euros […] esos fondos también fueron utilizados por Irán para sufragar la creación de Podemos y su actividad ordinaria durante sus primeros meses de vida […]  y sus sociedades satélite habrían cobrado del conglomerado en torno a cinco millones de euros” [2].
La que más dinero recibió “es la Asociación Cultural Con Mano Izquierda, una entidad supuestamente sin ánimo de lucro que fundó  el propio Pablo Iglesias” y a través de ella “producía el programa ‘Fort Apache’, un espacio de debate” [2], conducido por Iglesias y por el que cobró  más de 100.000 euros en septiembre de 2014. Del mismo modo que  cobraba por el “espacio de debate ‘La Tuerka'[…]. El dinero habría llegado desde Irán a España a través de terceros países para dificultar su rastreo y sortear el bloqueo al que estaban sometidos hasta 2014 […] mediante triangulaciones con sociedades de Dubái, Bielorrusia y Malasia, entre otros estados” [2].
irantv2Estos hechos constituyen además un delito, ya que violan le Ley de Financiación de los partidos Políticos de España que “introdujo en 2007 la prohibición de utilizar fondos aportados por gobiernos extranjeros”. En su artículo 7.2 especifica que “los partidos no podrán aceptar ninguna forma de financiación por parte de gobiernos y organismos, entidades o empresas públicas extranjeras o de empresas relacionadas directa o indirectamente con los mismos”. Y  el artículo 304 bis del Código Penal “fija penas de prisión de hasta cuatro años de cárcel para quienes incumplan el artículo 7.2 de la Ley de Financiación de Partidos y multas de hasta cinco veces el importe de la donación recibida”. Pero en este culebrón tenemos que hablar de más protagonistas, de acuerdo al gobierno de los EEUU, más precisamente “del confidente de la DEA”, tanto el Presidente Hugo Chávez como Nicolás Maduro “habrían pactado en 2012 con su socio de referencia en Asia la utilización de Hispan TV como una vía alternativa para transferir fondos a los actuales responsables de la formación, ante las dificultades que estaba encontrando el régimen bolivariano para hacer llegar su dinero a España sin que fuera detectado por el camino”[4].  Chávez estaba feliz de esta incursión en el viejo mundo y lo bautizó como “Un nuevo canal para la batalla mediática”. “Quien desde 2002 estuvo  financiando a los principales líderes de Podemos con 4,2 millones de euros” [5]. Es más, se dice que “en la actualidad, Hispan TV y su homóloga venezolana, Telesur, tienen un acuerdo de colaboración” [3]. Hay que ver cuánto dinero está facturando el gobierno chavista por ello.
De acuerdo a la investigación de fondo “otros dirigentes de Podemos habría inflado hasta un 1.760% las facturas que emitía al canal iraní Hispan TV para camuflar por esa vía la inyección en el partido de dinero de Teherán, según han confirmado  fuentes policiales y también de la propia cadena” [4]. Es decir “el documento indica que el dinero de la dictadura islámica, una de las teocracias más sanguinarias del mundo, habría servido para lanzar la carrera política del líder de Podemos, Pablo Iglesias, y proyectar la imagen pública de su partido […] la tiranía islamista aportó “entre 600.000 y 700.000 euros al año” para el “funcionamiento y publicidad” del partido  a través de “sociedades interpuestas en varios países” [5].
Haciendo un balance, “el Gobierno de Irán ha inyectado durante los tres últimos años 9,3 millones de euros a la filial española de Hispan TV, el canal islamista que emite el programa de Pablo Iglesias Fort Apache”.[9]
Uno de los datos más sorprendentes que incluye el informe elaborado por la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) de la Policía sobre la financiación ilegal de Podemos demuestra que el teléfono móvil que usa Pablo Iglesias para comunicarse con sus compañeros de partido y para atender a los periodistas, está a nombre de una empresa del Gobierno de Irán [12].
irantv3El negocio millonario: La Fundación CEPS
En el año 2011 “La Fundación de Pablo Iglesias [el Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS)] vendió  al presidente venezolano Hugo Chávez un plan para infiltrarse en el movimiento 15M, con el fin de instrumentalizar y poner a su servicio las protestas de los indignados españoles”[6]. De este modo la Revolución Bolivariana encontraba un puente político para hallar tierra firme en el viejo mundo, así “el 28 de mayo de 2011, CEPS remitió a Caracas un nuevo informe titulado Estrategias para una aproximación bolivariana al movimiento de los indignados en España y Europa, en el que proponía al Gobierno de Hugo Chávez una hoja de ruta para infiltrarse en el 15M con el fin de obtener réditos políticos” destacando “la importancia crucial que estas movilizaciones podrían tener a la hora de construir nexos entre el Proceso Revolucionario Venezolano y otras luchas”[6], y así reducir la condición de aislamiento  en que colocan al régimen chavista. Así Hugo Chávez, compró el Plan por 3,7 millones de euros.[7]
La Fundación de Pablo Iglesias también fue asesor de imagen de Chávez para su programa “Aló Presidente” durante su campaña presidencial en el 2011, marcándole incluso como debía exponer su imagen ante el cáncer que lo terminaría llevando a la muerte. Como vestirse frente a las cámaras, elegir colores claros porque reflejan salud, o “vestimenta militar que transmita determinación en el combate contra la enfermedad“, hablar desde la banalidad y la indiferencia de su enfermedad, recurrir al humor, elegir espacios abiertos,  soleados y de mucho verde donde él pueda caminar y no mostrarse postrado ni débil, eran algunos de los consejos que recibió Chávez. Varios informes de la fundación revelan como dirigían el discurso que debía sostener Chávez con su pueblo. En el “informe firmado el 13 de agosto de 2010, la Fundación CEPS proponía al presidente venezolano realizar una emisión especial de su programa bajo el título Aló vacacional para enviar mensajes a favor de un turismo socialista y solidario en desarrollo […]; en otro informe fechado el 11 de junio de 2010, la Fundación vinculada a los líderes de Podemos, sugiere a Hugo Chávez que aproveche su espacio Aló Presidente para recabar el apoyo de la población frente a la escalada de precios que ya comenzaba a provocar graves problemas para la compra de productos básicos […]. Así, plantea la necesidad de que Chávez anime públicamente a los ciudadanos a convertirse en delatores denunciando a aquellos establecimientos que subieran los precios por encima de los límites fijados por el Gobierno, con el fin de acabar con la especulación en el pequeño comercio”. “El informe del 8 de julio de 2010, era para responder a las críticas del cardenal Jorge Urosa, quien había denunciado “las leyes inconstitucionales con las que se pretende implantar en Venezuela un régimen marxista”.
En “el documento elaborado por CEPS en enero de 2011 proponía a Chávez que impusiera a las televisiones privadas (una de las más críticas en aquel momento era Globovisión) un protocolo para que “durante la campaña electoral, la información [política] se distribuya el tiempo de difusión de los candidatos o partidos proporcionalmente, en base a los resultados obtenidos en la contienda anterior. Esta fórmula, aclaraban los asesores de Podemos, otorgaría a Hugo Chávez el 63% del tiempo de las informaciones de la campaña electoral, mientas que la oposición tendría que conformarse con repartirse el 36% restante”.[8]
irantv4El diputado venezolano opositor Julio Montoya, en su visita a España el año pasado, aseguró tener en su poder más de 270 documentos que dan fe de “las recomendaciones que el Gobierno de Maduro recibía para, entre otros asuntos, atacar políticamente a Capriles o mostrarse como la garantía de bienestar de los más empobrecidos frente a un modelo neoliberal que está dejando sin casas a millones de personas en el Norte” [11].
De este modo el CEPS colocaba al discurso de Maduro en una posición estratégica frente a la atención del pueblo, funcionando como “una maquinaria de propaganda coordinada”. Incluso diseñó un mecanismo de información para usar a favor del gobierno “la trágica muerte del diputado oficialista Robert Serra”. Para ello, el crimen – desde el mensaje oficial – fue como consecuencia de los actos de “violencia organizada por grupos paramilitares colombianos vinculados con la oposición al chavismo”, que programaron una serie de “asesinatos selectivos especialmente macabros contra carismáticos líderes de la revolución bolivariana”. Así, se elaboró un documento por el CEPS, donde  “se aconseja al presidente que articule su discurso en torno a “ideas de fuerza” como: “El Chavismo es Paz”, “el legado de Robert (Serra) es eterno”. Es decir, un programa que orientaba a Maduro para demostrarle a los venezolanos que Venezuela marchaba contra el terrorismo.
El  informe del “3 de enero de 2011 contenía “Estrategias de cara a los medios televisivos privados”. Era una forma de instrumentar medidas con el propósito de “negociar con estos medios, cooptarlos o conseguir al menos una mayor presencia del presidente y del Proceso [Bolivariano] en los hogares venezolanos”. Lo más llamativo es que el informe “proponía plantear al canal Venevisión la realización de un formato original francés, de éxito internacional de audiencia: Tengo una pregunta para usted, en el cual los líderes políticos responden a las preguntas de ciudadanos previamente seleccionados en base a criterios representativos de la sociedad. Un formato introducido precisamente en TVE durante la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero” [8].
Pero Hugo Chávez no fue el único que favoreció al CEPS, el Presidente de Ecuador Rafael Correa también lo hizo. Según el portal El Economista “entre 2013 y 2014 el partido de Pablo Iglesias ha recibido 685.038 euros”. Y a diferencia de Venezuela, Ecuador a través de la Secretaría de Cooperación Internacional, mantiene un convenio  con  el CEPS  vigente hasta el 30 de noviembre de 2016. Asimismo, cuenta con trabajos individuales sobre asesoramientos técnicos en distintas áreas. Por otra parte, “el 28 de marzo de 2014, el CEPS se aseguró otro convenio, por tres años. En él, se compromete a “implicar a universidades españolas” en los cursos que organicen en conjunto para “conseguir su aval académico”. Y aunque sólo se establece la cooperación técnica y académica, “en caso de acordarse acciones que impliquen gastos, las partes podrán celebrar convenios específicos”[10]. Esto quiere decir que Podemos durante diez años fue financiado por Chávez, por Irán y aún sigue siendo financiada por el gobierno de Correa.
De este modo las ideas de izquierdas financian buena parte de los programas que les permiten  cooptar adherentes en una sociedad descreída y desilusionada de sus gobernantes, a través de ellos también el terrorismo islámico  encuentra un camino para ingresar a Europa y América, donde los medios de comunicación resultan atractivos para sus objetivos. Objetivos que los gobernantes populistas del siglo XXI, Chávez, Maduro, Morales, Correa, Castro, Kirchner, y tantos otros, supieron y saben usar para dominar a sus pueblos y perpetuarse en el poder.
* Informe especial de María Celsa Rodríguez para HACER.