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Tuesday, October 4, 2016

EPN y Josefina, juntos en Juntos Podemos

“Tenemos que contar una historia completa, para nosotros, y para los otros”. Eso dice la panista Josefina Vázquez Mota en un video de Juntos Podemos, iniciativa mediante la cual hace labor a favor de migrantes mexicanos en Estados Unidos. (Ver a partir del minuto cuatro https://www.youtube.com/ watch?v=Rt81sF5kYXs)

Contar una historia completa es justamente lo que la excandidata presidencial no ha hecho con respecto a Juntos Podemos, programa del que ella funge como presidenta honoraria.

Lo que no ha dicho Vázquez Mota, para empezar, es que su agenda promigrantes es financiada por Enrique Peña Nieto. Tampoco ha dicho que para tal efecto esa iniciativa ha recibido 900 millones de pesos del gobierno.

Tan solo en 2015, las organizaciones que están detrás de Juntos Podemos recibieron del gobierno federal 26.1 millones de dólares, equivalentes a 414 millones de pesos. Y en 2016 fueron 486 millones de pesos lo que se les puso a su disposición.

Es decir, la puntera del PAN en las encuestas rumbo a la elección del 2017 en el Estado de México es financiada –con cientos de millones de pesos– en sus actividades promigrantes por un gobierno surgido del partido que nunca ha perdido la gubernatura en esa entidad: el PRI.

Esta mañana Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (contralacorrupcion.mx) publica un reportaje de Dulce Martínez y de quien esto escribe, donde con documentos de la Secretaría de Relaciones Exteriores y testimonios de Juntos Podemos se explica cómo se financia esa iniciativa.

Desde hace meses corrían distintas versiones sobre esta alianza no oficial entre Vázquez Mota y Peña Nieto. Mi colega Lourdes Mendoza incluso publicó que los fondos recibidos por la iniciativa de Josefina rondaban los 500 millones en 2015.

Según reportes a los que he tenido acceso, los detalles del acuerdo se formalizaron en una reunión en Los Pinos el 19 de febrero de 2015. En esa reunión se pactaron apoyos por un total de 26 millones 113 mil 800 dólares para ese año. En representación de la Secretaría de Relaciones Exteriores acudió a esa reunión Ernesto De Lucas Hopkins, entonces director del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME).

Para operar lo anterior, Josefina Vázquez Mota pidió a Santibáñez
–exdirector del Colegio de la Frontera Norte y colaborador de Vázquez Mota cuando ésta era secretaria de Educación Pública en el sexenio de Felipe Calderón– armar un esquema de despliegue de esos recursos.

El esquema es así: los fondos gubernamentales son enviados a dos organismos: AEM-USA Foundation y Parents Alliance Inc. Atrás de ambos está la Asociación de Empresarios Mexicanos (AEM), que opera en Estados Unidos desde hace décadas. Ellos son quienes tienen registrada la marca de Juntos Podemos.

¿Cómo se tejió la alianza entre el gobierno de Peña Nieto y Josefina para ese programa? ¿Por qué la administración decidió darle esos fondos a Vázquez Mota y a sus aliados de la AEM USA Foundation y no a otras organizaciones? ¿Fue por invitación directa? ¿A cambio de qué? ¿Hay otras organizaciones con tan cuantiosos apoyos? ¿Dónde se encuentran los reportes detallados de los resultados de cada uno de esos apoyos? ¿Las organizaciones que recibieron los apoyos en Estados Unidos saben que originalmente los fondos provienen del gobierno mexicano? ¿Se violó al respecto alguna ley en México o en Estados Unidos? ¿Cuánto de lo que otorga el gobierno mexicano se consume en gastos operativos de Juntos Podemos? ¿Cuántos viajes y viáticos de Josefina se cubren con esos fondos?

Esas preguntas podrían ser respondidas por Josefina Vázquez Mota para contar una historia (completa) de Juntos Podemos.

¿Por qué NO va a ganar Trump?

Donald Trump todavía no es oficialmente el candidato presidencial del Partido Republicano, pero todo parece indicar que es un hecho que lo va a ser. En la columna titulada “Liberalismo y política en EU, ¿doble moral o incongruencia ideológica?” (3 de marzo, 2016) comenté que probablemente los debates ideológicos no iban a ser tan relevantes en esta elección. Desafortunadamente creo que no me equivoqué. Pero más que lamentarme por la falta de debates de alto nivel sobre políticas públicas en el país más importante del mundo, en esta ocasión quiero argumentar por qué creo que Donald Trump NO va a ser el próximo presidente de los Estados Unidos de América (EU).


No soy un analista político, pero como economista me gusta analizar variables que guardan una relación histórica consistente con otras variables, en este caso con el resultado de las pasadas elecciones presidenciales en EU, máxime cuando dicha relación entre variables encuentra fundamento en una teoría lógica sobre la causalidad de los eventos y no por simple casualidad. En este sentido, quiero destacar tres temas sobre asuntos electorales recientes:

(1) En los últimos años las encuestas de intención de voto han sido cada vez menos precisas para pronosticar el resultado de las elecciones. En mi opinión, esto se debe a dos cosas: (a) Creciente tendencia global antipolítica (i.e. movimiento antiestablishment). En la medida en que la población está más informada sobre las acciones de los políticos –principalmente debido al acceso a internet de manera móvil y a las redes sociales–, así como el interminable círculo vicioso en el que los candidatos han prometido mucho –concentrándose en los qués y no en los cómos–, y cuando ganan el puesto de elección popular han hecho poco por cumplir sus promesas de campaña (y no se diga si se encuentran envueltos en escándalos de corrupción), la población a nivel global ha perdido la confianza en la democracia como la conocemos hoy; y (b) una gran parte de la población miente en las encuestas, sobre todo cuando se trata de un candidato políticamente incorrecto.

(2) Considero que el movimiento antiestablishment y el deseo de aparentar ser políticamente correcto, han tenido consecuencias importantes en el grado de predictibilidad de las encuestas de intención de voto con respecto al resultado electoral, en particular dos consecuencias: Por un lado, que el porcentaje de 'indecisos' sea muy alto y se mantenga así a lo largo del periodo en el que se publican encuestas, y por otro, que el resultado de las encuestas de intención de voto se encuentren sesgadas, provocando un mucho menor grado de predictibilidad de este tipo de instrumento; y por lo tanto...

(3) en mi opinión, una forma de 'darle la vuelta' a la problemática en cuestión es enfocándonos en el porcentaje de opiniones negativas sobre los candidatos. Al final del día, en muchos casos se trata de elegir 'al menos malo'. Me queda claro que no estoy descubriendo el hilo negro. Desde hace tiempo los expertos en encuestas incorporan la pregunta sobre opinión negativa en los cuestionarios que aplican. En este sentido, considero que si bien los resultados de este tipo de encuestas no nos ofrecen información fidedigna sobre el diferencial de votos con el que un candidato puede ganar al otro en una elección, ni sobre la posibilidad de que tenga mayoría en el Poder Legislativo, creo que pueden ser más precisas que las de intención de voto para pronosticar el ganador de una elección.

Examinemos cómo estuvieron los resultados de las encuestas de opinión negativa en las últimas seis elecciones en EU. Por consistencia, en todos los casos utilicé datos de las encuestas que condujo NBC News polling. En la elección de 1992, George H. W. Bush (R, de republicano) contaba con la opinión negativa de 46 por ciento de los votantes registrados, mientras que Bill Clinton (D, de demócrata) con 37 por ciento. ¿Quién ganó? Todos sabemos que Bill Clinton ganó la elección presidencial, quien tenía un porcentaje menor de opiniones negativas. De la misma manera, en la elección de 1996, Bob Dole (R) obtuvo un porcentaje de opiniones negativas de 38 por ciento, mayor que el del ganador, Bill Clinton (D), con 33 por ciento. Asimismo, en el 2000, George W. Bush (R) ganó la elección presidencial teniendo un 30 por ciento de votantes con opinión negativa vs. 37 por ciento de Al Gore (D). La elección de 2004 estuvo más compleja de pronosticar por este tipo de encuestas debido a que observaron un 'empate técnico' entre ambos contendientes. El ganador, George W. Bush (R), obtuvo 44 por ciento de opiniones negativas, mientras que John Kerry (D) tenía 43 por ciento. En 2008, Barack Obama (D) ganó la elección, teniendo 34 por ciento de opiniones negativas, mientras que John McCain (R) 39 por ciento. En la elección de 2012 de nuevo las encuestas observaron otro 'empate técnico'. Barack Obama (D) pudo reelegirse teniendo 43 por ciento de opiniones negativas entre los votantes registrados, mientras que Mitt Romney (R) tenía 44 por ciento.

¿Cómo se encuentran los resultados de estas encuestas hoy? Hillary Clinton (D) tiene 56 por ciento de los votantes registrados encuestados con una opinión negativa y Donald Trump (R) con 65 por ciento. Es por esto que en la medida en que estos porcentajes se mantengan, considero que Donald Trump NO va a ganar la elección presidencial en EU.

¿Y si ganara Trump?

Yo creo que es más factible que Hillary Clinton gane la elección presidencial en Estados Unidos debido a tres factores: (1) Voto electoral. Ahora que nos encontramos más cerca de la elección, las encuestas muestran un número significativamente mayor de estados con un mayor número de votos electorales a favor de Hillary (205), que a favor de Trump (165), en donde se necesitan 270 votos para ganar la elección presidencial; (2) opinión negativa. Como comenté en este mismo espacio con anterioridad, considero que este es uno de los factores por los cuáles ganará Hillary al tener un menor porcentaje de los votantes registrados que guardan una opinión negativa de ella (43.3 por ciento) vs. Trump (53.9 por ciento) (“¿Por qué no va a ganar Trump?”, 17 de mayo); y (3) dinero. En la mayoría de las elecciones presidenciales en Estados Unidos desde los setenta, ha ganado el candidato que ha podido reunir mayor dinero para su campaña. En esta ocasión, los reportes más actualizados registran que Hillary ha podido reunir más de tres veces lo que ha podido juntar Trump para gastos de campaña.

No obstante lo anterior, quiero compartir mi visión sobre qué considero que ocurriría si Donald Trump llegara a ganar la elección. La mente humana tiende a bloquear pensamientos que tienen que ver con resultados catastróficos. Existe una gran cantidad de estudios neuropsicológicos en los que hay amplia evidencia que demuestra que el ser humano prefiere evitar pensamientos relacionados con eventos que tienen un resultado muy negativo y una baja probabilidad de ocurrencia (e.g. caída de un aerolito o un rayo, terremotos). Sin embargo, por el lado positivo considero que una victoria de Trump no sería tan catastrófica como podría parecer a la luz de los comentarios que hace en su campaña, sobre todo los relacionados con nuestro país y por el lado no tan positivo creo que la probabilidad de que gane no es baja. En el espacio que resta, me gustaría comentar lo que creo que puede ocurrir –particularmente en lo relacionado con México–, en tres episodios de tiempo: (1) De aquí al día de la elección (martes 8 de noviembre); (2) del día en el que sepamos el resultado de la elección
–si ganara Trump– al día en el que tome protesta como presidente (20 de enero); y (3) del día que tome protesta en adelante.

(1) Los próximos 35 días. Independientemente del resultado de la elección, considero que viviremos 'al filo de nuestros asientos' debido a que es muy probable que las encuestas de intención de voto (popular, no electoral) favorezcan un triunfo de Donald Trump o al menos que la ventaja de Hillary Clinton sobre Trump sea muy pequeña. Considero que en este periodo serán las variables financieras, principalmente el tipo de cambio peso-dólar, quienes absorban el impacto.

(2) Del 8 de noviembre al 20 de enero. En mi opinión, este es el peor momento para México (y tal vez para el mundo), bajo el supuesto de que Trump gane la elección. En este periodo, Donald Trump podrá continuar haciendo comentarios sobre las políticas irracionales que desea instrumentar, sin llevarlas a cabo, pero con la gran diferencia de que ahora sí tienen gran potencial de materializarse. En este sentido, considero que es muy probable que los empresarios pospongan decisiones de inversión e inclusive los consumidores retrasen decisiones de compra, particularmente de bienes duraderos (e.g. coches, línea blanca, casas). En este caso ya no serían solamente el tipo de cambio y otras variables financieras quienes absorban el impacto, sino el sector real. Estimo que esto puede restarle cerca de 0.3 puntos porcentuales al PIB de México de 2016, por lo que de acuerdo a mi estimación de crecimiento, este año la economía mexicana sólo crecería 2.0 por ciento.

(3) Del 20 de enero en adelante. Es probable que 'suene' contraintuitivo, pero considero que una vez que Trump tome protesta como presidente –claramente en caso de haber ganado–, tendría un efecto menos negativo para México, que el del periodo (2). Como he expresado con anterioridad, es probable que Trump no lleve a cabo ni el uno por ciento de las políticas que ha dicho que instrumentará y no porque sea perjudicial para México, sino porque considero que serían muy negativas para Estados Unidos. De hecho, no creo que ninguna de las tres políticas que planea particularmente para México tienen sentido para mejorar la economía de EU (“¿Trump en contra de México o también en contra de su propio país?”, 15 de marzo). Así, en mi opinión, en lugar de cancelar el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) o imponer barreras arancelarias temporales en los bienes de exportación más importantes para nosotros (e.g. industria automotriz, aeroespacial y línea blanca), terminaría por imponer algunas cuotas o barreras en productos agrícolas, al aliarse con los productores de naranja de Florida o de jitomate y aguacate en California. Asimismo, en lugar de deportar a todos los hispanos de origen mexicano sin documentos, continuarían con la alta tasa de deportación de Obama, pero haría eventos mediáticos cada vez que deportan mexicanos a nuestro país asistiendo para despedirse diciendo Good bye rapists, por ejemplo. Finalmente, en lugar de construir un muro a lo largo de los tres mil 185 kilómetros de frontera que tiene nuestro país con Estados Unidos, haría una pequeña ampliación del muro que ya existe (~10-20 por ciento más), lo inauguraría con 'bombo y platillo' y 'se le olvidaría' para tratar asuntos mucho más importantes, como la manera de contener al Estado Islámico (IS). En resumen, esta elección presidencial en Estados Unidos ha sido muy negativa para el mundo y más para México, pero considero que si el resultado beneficiara a Trump no sería tan catastrófico como puede llegar a parecer.

Grave riesgo de más deuda y mayores tasas de interés

Es frecuente escuchar que la deuda pública de México no es preocupante porque todavía está por debajo de lo que tienen otras naciones, en las cuales llega a representar cerca del 100% de su PIB y aquí “sólo es la mitad”. Ciertamente es mucho menor que la prevaleciente en Estados Unidos o Japón, pero este análisis es incompleto porque los gobiernos de estos países pagan una tasa de interés muy cercana a cero, mientras que aquí ya está por arriba del cuatro por ciento y creciendo.

Además el monto total de la deuda pública en nuestro país está aumentando de manera relevante, mientras que en otros es estable o incluso muestra disminución. Así, la deuda del sector público, medida por medio del “Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público”, pasó de representar el 29.1% del PIB en 2007 (antes de la crisis financiera global) al 50.5% estimada para el cierre del presente año. Esto significa que en términos nominales la deuda pública histórica más que se ha duplicado en estos años.

Lo más preocupante de lo anterior es el servicio de la deuda, esto es el pago que debe de erogar el gobierno por tener este pasivo. Se estima que para el presente año este servicio puede ser cercano o superior a los 470 mil millones de pesos, cantidad muy superior a los egresos de cualquier secretaría de Estado. Además su tasa de crecimiento nominal, hasta el primer semestre de 2016, era superior al 13% y se espera que se incremente alrededor del 20% para el próximo año, esto es que sea equivalente a los 570 mil millones de pesos, lo cual lo vuelve el renglón de egresos más grande del presupuesto.

Por otro lado la política monetaria externa prevista para el corto y mediano plazos, principalmente en los Estados Unidos, es que se sigan incrementando las tasas de interés y reduciendo de manera relativa la extraordinaria liquidez generada en los pasados años. La pregunta no es si subirán las tasas internacionales de interés en el futuro, sino cuándo y cuánto. Esto elevará el gasto del gobierno mexicano, lo que propiciará un mayor déficit fiscal y aumentaría la deuda total aún más, cayendo así en un círculo vicioso de un creciente desequilibrio en las finanzas públicas.

En definitiva, existe una preocupación real en los distintos mercados financieros de que las tasas de interés internas y externas seguirán subiendo, lo que tendría un impacto grave en las finanzas públicas, sobre todo si se le reduce la calificación crediticia a México.

A los participantes en los mercados financieros no les ha convencido que el presupuesto del gobierno federal presentado al poder legislativo en días pasados sea suficiente para enfrentar este entorno externo e interno tan difícil. Esto se debe a que lo ven muy parecido a los publicados en años anteriores, mismos que no se han cumplido, ya que en todos los casos se han tenido sobregiros en el gasto público. A lo anterior habría que agregar la preocupación del resultado de las elecciones en los Estados Unidos y su posible impacto en la economía mexicana. Como respuesta se ha tenido una salida de capitales del país, lo cual está teniendo un impacto importante en el tipo de cambio.

Por lo mismo, se espera que se actúe con más decisión ante la difícil situación que puede enfrentar el país en los siguientes dos años. Es necesario que se sumen al esfuerzo nacional de austeridad a los distintos poderes autónomos, a los gobiernos de los estados y municipios y que se tomen decisiones drásticas en varias secretarías de Estado en donde se duplican funciones o se realizan actividades que ya no son relevantes. El tiempo se está acabando para tomar decisiones bien evaluadas y sin precipitaciones

La economía nacional enfrenta dos graves riesgos

El entorno económico que enfrenta nuestro país ha cambiado de manera drástica en los pasados tres años, tanto por razones externas como por causas internas.

Mientras que hace algunos años México era una estrella creciente para los inversionistas globales, los cuales hacían cola para poder hablar con los distintos empresarios y funcionarios mexicanos; hoy la situación es a la inversa, ya que en muchos sectores es muy difícil interesar a los grandes inversionistas para que evalúen proyectos nacionales. Por lo mismo se perciben graves riesgos en el futuro para nuestro país; sin embargo, es necesario identificar los más preocupantes para poder jerarquizarlos y dedicar más importancia a los más peligrosos para la estabilidad nacional.

Una manera de poder analizar los riesgos es comparar la situación actual con la ocurrida en la pasada crisis global de 2009, la cual fue la peor del último siglo, pero que la mayoría de la población nacional no percibió de esa manera. Esto se debió a que las tasas de interés no tuvieron el drástico incremento que ocurrió en crisis pasadas, debido a que el gobierno tenía un bajo déficit fiscal con una deuda mucho menor que la actual.

Esa fortaleza financiera le permitió aislar, en parte, a la economía y a los consumidores nacionales del fuerte impacto externo. Sin embargo, en la actualidad la situación fiscal del gobierno se ha deteriorado y debilitado, tanto por los menores ingresos petroleros como por el mayor gasto total, lo que le impide hacer frente al entorno internacional como sería deseable.

Los dos graves riesgos que enfrenta la economía nacional son el incremento en las tasas de interés y la renegociación del Tratado de Libre Comercio, lo que comentaré en la próxima columna. La Fed ha estado advirtiendo sobre el aumento en sus tasas de interés, con todo los costos que esto provoca en Estados Unidos. Sin embargo, ha buscado cualquier posible pretexto para evitar subirlas, como son las elecciones presidenciales, el menor incremento en el empleo o la aprobación del Brexit.

En el caso de México, las tasas de interés de mediano ya habían estado elevándose en los meses pasados y el tipo de cambio ha reaccionado al entorno interno y externo. Además el proceso electoral en Estados Unidos ha puesto a nuestro país en el centro del debate de una manera negativa. Todo esto está presionando a los distintos precios y amenaza en originar un incremento importante en la inflación.

Por lo mismo, el Banco de México ha elevado la tasa de interés de referencia de manera más relevante que en el exterior, a fin de evitar mayor salida de capitales y un mayor deterioro del tipo de cambio. Esto sin lugar a dudas beneficia a los ahorradores, castiga la salida de recursos del sistema financiero y propicia la apreciación del tipo de cambio, aunque puede ser sólo en el corto plazo.

Sin embargo, tiene un importante riesgo, ya que el principal deudor en el país es el sector público, que tendrá que pagar un mayor servicio por su deuda, lo que ha sido uno de sus principales renglones de egresos y con mayor crecimiento en los pasados años. Este incremento en las tasas tiene el riesgo de elevar el déficit fiscal, lo que presionaría para elevar aún más el monto de la deuda pública, incrementando así el riesgo y las tasas internas de interés.

Es decir que se puede caer en el círculo vicioso de mayores tasas de interés las que elevan el gasto público y, consecuentemente, el déficit fiscal, lo que a su vez obliga a emitir más deuda incrementando con esto las tasas de interés, iniciándose así otra vez el círculo negativo del cual es muy difícil salir. Este escenario lo tuvo el país al final del gobierno de Echeverría, de López Portillo y del gobierno de De la Madrid, cuando se tuvieron las graves crisis sexenales.

Para evitarlo, es indispensable que se reduzca de manera relevante el actual déficit fiscal. Esto no se puede lograr sólo con recortes y reducción del gasto del gobierno federal, ya que el mismo sólo representa una parte de todos los egresos del sector público. Es indispensable que también se reduzcan los gastos de los organismos autónomos, de los poderes Judicial y Legislativo, así como de la que realizan los estados y los municipios. Es por lo mismo muy importante que se controle la corrupción que es obvia en los distintos niveles del gobierno.

El papel que tendrá el Congreso en las siguientes semanas será fundamental para el bienestar del país en los próximos años. Esperemos que esté a la altura de lo que se requiere.

Monday, October 3, 2016

Escenarios de tasas y del peso: ¿Qué sigue para el Banco de México?

La pregunta obligada después de la reciente decisión de la Junta de Gobierno del Banco de México de incrementar nuevamente la tasa de referencia en 50 puntos base es ¿qué podría hacer en los siguientes meses?

Varios economistas e instituciones financieras han afirmado que en diciembre próximo el Banco de México tendría que incrementar la tasa de referencia por quinta vez, en una magnitud de entre 25 a 50 puntos base, una vez que la Fed incremente su tasa de referencia hacia el 0.75 por ciento, según se está descontando en los mercados globales.


Parece ser que la decisión de subir las tasas estaba más o menos descontada en los mercados, según se puede intuir de la reacción posterior de los mercados. Algunas instituciones como Citigroup-Banamex incorporaban en sus escenarios un alza de hasta 75 puntos base, apostándole a una derrota de la candidata Clinton en el primer debate unos días antes de la fecha de la Junta de Gobierno.

Asumiendo que la Reserva Federal no hiciera cambios en sus tasas en su reunión de noviembre, los escenarios posibles para diciembre nos llevan a lo siguiente:

Escenario A): Intermedio (el más probable).

· La Reserva Federal decide incrementar el objetivo del rango de la tasa de Fondos Federales en 25 puntos base.

· El Banco Central Europeo no expande su programa de creación de euros más allá de marzo de 2017.

· El acuerdo de la OPEP de recortar en 700 mil barriles se va respetando y otros países no miembros se van sumando al recorte de la oferta de crudo.

· El Congreso aprobó el superávit primario mínimo de 0.4 por ciento del PIB.

· Las elecciones del 8 de noviembre le dan la victoria a la candidata demócrata Hillary Clinton.

· El Banco de México aumenta en 25 puntos base su tasa de referencia y la eleva a 5.0 por ciento anual.

· El Peso mexicano se aprecia al igual que varias monedas emergentes, pero con mayor contundencia, y cierra el año en 18.30 pesos por dólar.

Escenario B): Pesimista.

· La Reserva Federal decide incrementar sus tasas en 50 puntos base.

· El Banco Central Europeo expande su programa de creación de euros para marzo de 2018.

· El acuerdo de la OPEP de recortar en 700 mil barriles fracasa y los precios del petróleo vuelven a desplomarse.

· El Congreso aprobó el superávit primario mínimo del 0.4 por ciento del PIB, pero moviendo las premisas de producción de Pemex, incremento en la recaudación, etcétera, de tal suerte que el Presupuesto pierde credibilidad. La amenaza de perder el grado de inversión se refuerza.

· Las elecciones del 8 de noviembre le dan la victoria al candidato republicano Donald Trump.

· El Banco de México aumenta en 75 puntos base su tasa de referencia y la eleva a 5.50 por ciento anual, generando un mayor déficit fiscal.

· El Peso mexicano se devalúa, al igual que varias monedas emergentes, pero con mayor fuerza; se dispara temporalmente a 24 pesos y cierra el año en 20.50, después del incremento de la tasa del Banxico.

Escenario C): Optimista (para nosotros el menos probable).

· La Reserva Federal decide mantener intacto el objetivo del rango de la tasa de Fondos Federales.

· El Banco Central del Euro cierra su programa de creación de euros contemplado hasta marzo de 2017.

· El acuerdo de la OPEP de recortar en 700 mil barriles se incrementa en noviembre a un millón de barriles y otros países no miembros se suman llevando al WTI por arriba de 55 dólares por tonel.

· El Congreso aprobó el superávit primario mayor, de 1.0 por ciento del PIB, y las calificadoras internacionales nos quitan la perspectiva 'negativa' por una perspectiva 'estable'.

· Las elecciones del 8 de noviembre le dan la victoria a la candidata demócrata Hillary Clinton, con control del Congreso.

· El Banco de México decide mantener la tasa de referencia en 4.75 por ciento.

· El Peso mexicano se revalúa, al igual que varias monedas emergentes, pero con mayor fuerza, cerrando el año en 17.80 pesos por dólar.

Una última reflexión, que nos puede ilustrar sobre la vulnerabilidad a la que han llegado las finanzas públicas: Si toda la deuda pública se encontrara denominada en pesos, y a tasa revisable, el incremento acumulado en la tasa de referencia del Banco de México hasta 4.75 por ciento anual representa un incremento en el déficit fiscal conocido como 'requerimientos'

Financieros del sector público equivalentes a 0.875 por ciento del PIB.

No toda la deuda está a tasa revisable, pero hay una deuda denominada en dólares que con la devaluación ha incrementado sustancialmente el servicio de su deuda. Si en 2017 la deuda pública no se detiene, estaríamos entrando al umbral de una crisis de fin de sexenio.

Wednesday, July 20, 2016

Populismos

Definido el populismo como aquel movimiento destinado a atraer a grandes masas para generar un proyecto de crecimiento social y económico que incluya a la mayor cantidad posible de sectores de determinada población, habría que precisar que este concepto no siempre tuvo una connotación negativa. En el siglo XIX los populistas rusos 'narodniki' impulsaron el movimiento campesino, obrero y pequeño burgués contra la autocracia zarista, por lo que esta idea de alianza de clases para la transformación fue considerada en un algún momento como un elemento revolucionario legítimo incluso para una burguesía en ascenso.

El problema real del populismo se presentó en el momento en que se convirtió en gobierno y la experiencia latinoamericana de los siglos XX y XXI lo demuestra. Esta alianza de clases que pretendía garantizar crecimiento económico inmediato y repartición de la riqueza uniforme, terminó en todos los casos por derrumbarse ante la imposibilidad de resistir las diversas presiones de todos los grupos integrantes del movimiento populistas. Una y otra vez los excesos en el gasto público, las promesas incumplidas para unos y otros, y las exigencias mismas de una masa desbordada por su creencia de que el poder está en sus manos y no está dispuesta a perderlo, terminaron por hacer del populismo un desastre generalizado.

Inicialmente, el populismo dirigido por un líder carismático tiene un éxito inmediato por su capacidad de desatar fuerzas económicas que generan una riqueza inmediata, cuyo efecto se desvanece al no poder mantener el ritmo de crecimiento de manera sustentable. La caída de los populismos es estrepitosa. La devaluación de la moneda, la fuga de capitales y la recesión en la que entra la economía producen la desaparición de la riqueza creada y la pauperización de los sectores más débiles de la sociedad en beneficio de aquellos poderosos capaces de defenderse mediante la especulación y la revalorización de sus capitales por diversos medios.

Pero la tentación populista se asoma una y otra vez. La falta de resultados perceptibles en una economía globalizada y abierta, las crisis derivadas de la imposibilidad de mantener crecimientos sostenidos, y la recomposición demográfica de un mundo de viejos jóvenes que dejaron de trabajar a temprana edad y tienen que ser sostenidos por jóvenes que ya no poseen los beneficios de un inoperante estado asistencial, pero que les sigue costando en su calidad de vida.

El discurso populista es el que utiliza argumentos simplistas que prenden la emoción y rechazan el razonamiento. Es la consigna que se repite una y otra vez, y se interioriza en la conciencia de la masa y la impulsa a votar incluso contra sus propios intereses materiales. Este es el discurso de Trump en Estados Unidos, de los impulsores del Brexit en el Reino Unido, o del Frente Nacional de Le Pen en Francia, entre otros. En América Latina el costo del populismo ha sido diferente en cada país. Venezuela ha desaparecido del mapa, mientras Argentina intenta regresar a la normalidad después del desastre kirchnerista que reedito una vez más el populismo peronista.

El Brasil de Lula y Rouseff, que presumía de su capacidad de crecimiento con equilibrio presupuestal, terminó atrapado por la tentación populista de crecer sin recursos y caer en la triste realidad de ver desaparecidos sus logros en unos cuantos meses. Es esto lo que se arriesga en la elección de 2018 en México. La fascinación populista es capaz de anular en la ciudadanía el temor por las consecuencias a mediano plazo. Y es esto lo que los demagogos tropicales saben vender bien en tiempos electorales.

¿Obama populista?

Al cierre de la reunión Cumbre de Líderes de América del Norte la semana pasada, en Ottawa, en la que los presidentes Peña Nieto y Obama junto con el premier canadiense resumían sus acuerdos sobre energía limpia y el TLCAN, una periodista canadiense le preguntó al presidente mexicano acerca de la comparación que ha hecho de Donald Trump con Hitler y Mussolini.

Algunas crónicas consignan que el presidente Obama tomó la palabra para tratar de rescatar a Peña Nieto del compromiso de opinar sobre un proceso electoral extranjero.

De todas maneras, Peña Nieto quiso responder. Argumentó que el populismo y el fascismo hitleriano se parecen en su demagogia y efecto devastador. Construyó su dicho lanzado duros adjetivos al populismo para concluir que “algunos dicen que (su demagogia) se parece a lo que en el pasado dos liderazgos también dijeron a sus sociedades: Hitler, Mussolini”.

Obama, él sí analítico, rechazó que el discurso de Trump –no lo mencionó por su nombre- sea populismo; acaso, dijo, es xenofobia y cinismo de quien nunca se ha preocupado de los trabajadores y ya encarrerado, el Presidente se autodefinió como populista sobre el argumento de que ha sido un político “a quien le importa la gente y quisiera poder asegurar que todos los niños estadounidenses tuvieran las mismas oportunidades”.

Esas preocupaciones hacen a un populista sólo a medias si no las traduce en políticas económicas, lo cual es muy difícil en esta época gobernada por las leyes del mercado, las cuales son implacables en castigar a quien las viola.

Y una forma de violentar al mercado son precisamente las políticas inspiradas en éticas o valores que anteponen las necesidades sociales a la eficiencia productiva y a la competitividad mercantil (los ejemplos van desde Echeverría en México hasta Hugo Chávez en Venezuela).

Es muy delgado el margen de éxito que permite la economía de mercado, en el que Obama no estuvo. Actualmente, el 21% de los niños estadounidenses viven en la pobreza, es decir 1 en cada 5; más de 31 millones de niños comen de la asistencia alimentaria.

Obama, el populista, se atuvo a las reglas de la economía para gobernar en medio de una crisis muy profunda, cuya lógica ha exigido mayor concentración de riqueza e ingresos.

En este espacio nos hemos referido al aumento de las utilidades de las corporaciones estadounidenses, que promediaron 9.3 por ciento anual de 2009 a 2014, los primeros cinco años del gobierno de Obama; el récord anterior era el 7.2%, que correspondía a los gobiernos de Lyndon B. Johnson y George Bush.

Conforme a la lógica del mercado que exige eficiencia y favorece a los más eficientes, y por falta del contrapeso del Estado, la tendencia al aumento de ganancias corporativas es similar en Europa y Japón. El Financial Times (5 de enero de 2016) argumenta que entre 1980 y 2013 los beneficios de las 28.000 principales empresas se elevaron del 7,6% a casi el 10% del producto mundial y que el jalón más fuerte es posterior a 2009.

Una definición más completa de un gobierno populista es la de aquel que pasa de las preocupaciones sociales a la implantación de políticas más allá de las asistencialistas, pero que contravienen las leyes del mercado sin medir la complejidad de sus condiciones y efectos.

Otra definición populismo se puede derivar de la experiencia del PRI: la apropiación simbólica del pueblo para gobernar en su nombre, por supuesto, sin el pueblo.

Monday, July 11, 2016

Quintana Roo: en riesgo el estado de derecho

Sin duda, la crisis de inseguridad que dura ya una década ha dañado la imagen de México. Diez años de durísimas cifras de homicidios, desapariciones, secuestros, extorsiones…

A pesar de lo anterior, los extranjeros siguieron viniendo a México. A hacer turismo, y a hacer negocios. Se han impuesto récords turísticos y no hay mes que no se anuncie la llegada de nueva (o renovada) inversión extranjera.

Lo anterior no constituye una paradoja. A los gobiernos extranjeros claro que les preocupa la inseguridad, pero en los años en que América Latina se pobló de gobiernos con discursos adversos al capital (los Kirchner, en Argentina; Evo Morales, en Bolivia; Chávez y Maduro, en Venezuela, etcétera), México era visto como un lugar donde, a pesar de todo, el estado de derecho subsistía. Por ello, venir a hacer negocios aquí era menos riesgoso que en algunos lugares “pacíficos”.

Esa nada desdeñable situación, hoy ha sido puesta en riesgo por, entre otros, Roberto Borge, gobernador (es un decir) de Quintana Roo.

La semana pasada una investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (@MxVsCORRUPCION), realizada en conjunción con la revista Expansión, desveló un esquema de expolio que a pesar de su fachada legal ha provocado la preocupación de cuatro gobiernos europeos.

Titulado “Los Piratas de Borge”, el reportaje firmado por Silber Meza y Mariel Ibarra documenta la maquinaria oficial que lo mismo sirve para congelar cuentas bancarias de empresas medianas y de otras que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, que para apropiarse de condominios, terrenos y hoteles frente al Caribe mexicano.

El detallado reportaje (http://bit.ly/29xBe8E) expone casos en los que a una autoridad digna de ese nombre no se le ocurriría validar a ciegas, como de hecho hizo el gobierno de Quintana Roo, quejas laborales de supuestos empleados de nivel medio, que al interponer una demanda aseguran que ganaban más de 700 mil pesos al mes.

Vale la pena leer el reportaje para conocer los engranes del mecanismo empleado para despojar, donde la constante es la indefensión de los demandados (entre los que hay extranjeros): nunca son notificados de los chapuceros recursos en su contra y sólo descubren estos cuando ya han sido despojados de tierras, inmuebles o cuentas bancarias.

La investigación de Expansión y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad coronó reportes publicados previamente, y da una visión panorámica de un rapaz esquema que no se ha detenido ni siquiera después de las elecciones del 5 de junio, fecha en que el gobierno de Borge fue vapuleado en las urnas.

Los autores de “Los Piratas de Borge” publicarían un día después del reportaje, una comunicación que con fecha 5 de julio cuatro gobiernos –Países Bajos, Portugal, Francia e Italia– redactaron para demandar a la Secretaría de Relaciones Exteriores que se haga “una profunda y seria investigación para determinar con toda la justicia y de acuerdo a la Ley los derechos de los operadores e inversionistas de los hoteles en esa zona de Tulum”. (http://bit.ly/29qKz1a)

Antes y después de la publicación del reportaje, el gobierno de Quintana Roo prefirió guardar silencio. Lo único que se supo, eso sí, fue que tras la publicación de este reportaje el abogado de una de las empresas denunciantes recibió una amenaza para que le “bajara de huevos”.

Así de grave es lo que pasa con gobernadores como Borge, que logran que se ponga en riesgo la imagen de México como un país al que algo de seguridad jurídica le quedaba.

2018: el clan de Peña Nieto

Para ir hacia delante, el presidente Enrique Peña Nieto utilizó en el destape de su designado líder del PRI un método con olor a naftalina. Primero dejó que surgieran las voces el jueves en el partido que Enrique Ochoa sería el ungido, y el viernes envió todo el corporativis-mo tricolor para que lo apoyaran: el Sector Obrero, con la CTM a la cabeza, el Campesino y el Popular, donde cabe todo lo demás que pueda afiliarse clientelarmente. Para apuntalar al designado, Peña Nieto utilizó lo que se pensó había dejado atrás el PRI, las anacrónicas prácticas de la cargada. No parece haber tenido de otra el Presidente. La imposición cuesta, pero podría uno deducir que sus beneficios son mayores que los costos.

El presidente Miguel de la Madrid tuvo que recurrir a las figuras del partido, en 1987, para persuadir al líder obrero Fidel Velázquez, horas antes del destape, que Carlos Salinas era el mejor candidato que tenía el PRI para continuar el modelo económico que habían puesto en práctica desde 1985 –el neoliberalismo. De la Madrid no sólo necesitaba a alguien cercano –también lo era su secretario de Gobernación, Manuel Bartlett–, sino que ideológicamente estuviera comprometido con su proyecto de cambio. La designación de Ochoa se da bajo el mismo método de costo-beneficio. Lo explicó muy bien Juan Gabriel Valencia el sábado pasado en un artículo de prensa: “Con su presidencia… el PRI habrá de recuperar algo que perdió hace muchos años: su capacidad de debate público (y) la posibilidad de intentar diseños racionales de ingeniería institucional”.

Ochoa tiene, en efecto, esos atributos dialécticos y el equipaje para irrumpir con fuerza en la arena pública y defender sólidamente el proyecto peñista. Como Salinas lo estaba en 1987, está ideológicamente comprometido con el proyecto y participó directamente en la elaboración de una de las reformas –la educativa–, y en la implementación de otra –la energética–. Las dos son las piedras angulares de las reformas de Peña Nieto, quien con la designación del exdirector de la Comisión Federal de Electricidad vuelve a subrayar que ya sea porque fue convencido o porque realmente entiende lo que está haciendo, su proyecto de nación es lo mejor para el país.

Claramente a Peña Nieto le importa poco lo que esto significa para el país. Sus reformas, como lo son todas aquellas iniciativas que alteran el status quo, generaron resistencias, aunque llama la atención que la oposición sea de 360 grados, lo que no es usual. Todos los sectores políticos, productivos y sociales están en su contra, lo que le abrió flancos a su alrededor. Sus reformas han sido acompañadas por variables que no tienen que ver con el cambio, sino con la regresión.
El Estado de Derecho se encuentra en una de sus mayores debilidades de los últimos 20 años, mientras que la corrupción y la impunidad recuperaron el vigor de antaño, de acuerdo con todos los indicadores. Dentro y fuera del país, la visión que tiene Peña Nieto de él y de su gobierno no es compartida. Más del 80% de los 120 millones de mexicanos piensan lo opuesto –de ese tamaño es la desaprobación a la forma como gobierna–, y las críticas y tensiones con varios gobiernos e instituciones internacionales, enfatizan la disfuncionalidad de sus relaciones con el mundo. Peña Nieto, como se apuntó en este espacio el viernes pasado, es refractario a todo.

La designación de Ochoa fue a contracorriente de las realidades objetivas que lo rodean. El viernes pasado se refirieron aquí las pérdi-das electorales que ha sufrido el PRI en los dos últimos años, como desgaste de la figura presidencial y sus políticas. Y el fin de semana se vislumbraron las fracturas internas en el PRI, en donde sobresale una poco observada, la de Ricardo Aguilar, que en el Estado de México fue uno de los operadores políticos y electorales más cercanos al entonces gobernador Peña Nieto. “No queremos candidatos que al ser postulados, los primeros sorprendidos en conocer su supuesta militancia seamos los propios priistas”, dijo Aguilar, uno de los operadores de la maquinaria electoral mexiquense.

La crítica de Aguilar al destape de Ochoa refleja la descripción del articulista Valencia, quien apuntó sobre su llegada a la presidencia del PRI: “Es toda una reconfiguración del grupo gobernante y, cabe de-cir, del estilo de contienda y del modo decisorio hacia 2018”. Sería aventurado y muy prematuro interpretar los hechos y las palabras como la definición de la candidatura presidencial del PRI dentro del gabinete económico, pero está claro que esa decisión se hará de forma excluyente. Aguilar es reflejo del resentimiento al sectarismo de la decisión de Peña Nieto. Sin embargo, no hay nada novedoso en el manejo cupular y herméticamente cerrado con el que se ha manejado junto con su presidencia tripartita, de la que Ochoa ha sido uno de sus gladiadores.

La reconfiguración del equipo gobernante como clan, es la toma del control total de todos los órganos de control político a disposición del Ejecutivo y de la presidencia tripartita. Fuera el último contrapeso, Manlio Fabio Beltrones, todo es de ellos y para ellos. Peña Nieto irá con su grupo cerrado al 2018. Si el país grita, que vocifere en las urnas. Si no los quiso oír durante tres años y medio, menos ahora, que se ha pintado de guerra para ir por todo contra todos.

Polarización y conflicto hacia 2018

Las campañas negativas de 2016 (algunas de ellas francamente 'negras') exhiben sin recato la negligencia de algunas autoridades para investigar y perseguir delitos de corrupción, así como el uso selectivo de casos judiciales para fines políticos. También presagian conflictos poselectorales y una secuela de veneno político de cara a 2018.

El PRI ha amenazado con interponer una demanda de juicio político en contra de Gabino Cué, gobernador de Oaxaca, y una denuncia penal en contra Jorge Castillo, operador de Cué, por tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito.

Documentos filtrados muestran depósitos de miles de millones de pesos a diversas cuentas de Castillo e incluso hay cables de la embajada de Estados Unidos y de la oficina de recaudación fiscal de ese país en los cuales se alerta sobre operaciones irregulares llevadas a cabo por Castillo en bancos norteamericanos. Si había evidencia de tales manejos (porque los cables datan de abril de 2015), ¿por qué las autoridades no iniciaron averiguaciones? ¿Por qué los legisladores del PRI de Oaxaca jamás interpusieron una demanda en contra de quien hoy es acusado de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero?

En agosto de 2015, el senador Benjamín Robles (PRD) interpuso una denuncia penal ante la PGR en contra de Castillo por tal hecho. Robles contaba con información de primera mano porque él había trabajado en el gobierno de Gabino Cué como su secretario particular y como jefe de la Oficina de la Gubernatura. ¿Por qué el PRD que hoy está a punto de perder por este y otros escándalos no exigió al gobernador una explicación? ¿Por qué el Servicio de Administración Tributaria no investigó tales manejos multimillonarios?

En Tamaulipas se acusa al candidato del PAN de tener vínculos con el narcotráfico. Pero el senador con licencia, hoy candidato, Francisco García Cabeza de Vaca, fue presidente de la Comisión de Defensa del Senado (de septiembre de 2015 a enero de 2016), así como secretario de la Comisión de Marina. En esa capacidad revisó nombramientos hechos por el presidente de la República de altos mandos de la Marina y tuvo acceso a información clasificada de seguridad nacional. Si efectivamente tiene vínculos con el crimen organizado, ¿por qué no se impidió que ostentará esos cargos? Si hay evidencia de esos vínculos, ¿por qué no se interpuso antes una denuncia penal y se procedió a su desafuero? Si no se hizo, entonces son responsables quienes incurrieron en esa negligencia, tanto al interior del gobierno como del propio Senado de la República.

Han habido también campañas de calumnia que traspasan los límites civilizados por varias razones. Primero, porque las acusaciones incluyen vínculos con el crimen organizado (Tamaulipas), asociación delictuosa (Quintana Roo) e incluso delitos de pederastia (Veracruz). Si algunos candidatos caen en esas categorías, bienvenido que se sepa, pero las pruebas ofrecidas parecen dudosas. Y segundo, porque estas campañas 'negras' dejarán heridas que pueden estimular la polarización política después del 5 de junio y anticipar una marea de veneno en 2018.

En Quintana Roo se acusa al candidato del PAN-PRD, Carlos Joaquín, de actividades ilícitas porque su operador financiero, Jamil Hindi, presuntamente tiene vínculos con el crimen organizado. El hoy candidato fue un servidor público por 14 años a nivel municipal, estatal y federal (su último cargo fue subsecretario de Innovación y Desarrollo Turístico). También fue presidente municipal y diputado federal por el PRI. Un funcionario con fama de integridad y talento es acusado por sus propios excompañeros de partido.

En Veracruz se ha acusado al candidato del PAN-PRD de enriquecimiento ilícito, cargo que merece investigarse ante muchas evidencias que así lo sugieren. Pero la acusación de pederastia se hace con base en un señalamiento que ha sido desmentido por la presunta víctima, Sofía Garfias, así como por su madre. No obstante, el PRI en Veracruz difundió spots en los que acusa a Yunes Linares de pederastia con hechos falsos.

El tono de algunas campañas de gobernador presagia conflictos poselectorales en algunas entidades que podría incluso derivar en anulación. Tomemos el caso de Veracruz donde hay dos escenarios probables. Primero, que gane Morena como principal beneficiario del pleito entre los Yunes; el candidato del nuevo partido aparece en las encuestas en tercer lugar y en ascenso. Segundo, que gane uno de los candidatos punteros (uno de los Yunes) y que el perdedor impugne la elección. Con tal nivel de polarización y de uso indiscriminado de espionaje, acusaciones y denuncias penales, podría haber razones para anular la elección si el resultado es menor a cinco puntos. Algo semejante podría ocurrir en Tamaulipas.

Los excesos de las campañas de ataque de 2016 pueden ser el inicio de la polarización política de cara a 2018, una elección que ya se vislumbraba compleja por la fragmentación del voto y por la desconfianza creciente en las instituciones políticas. Añadir desde ahora mayor conflictividad es una irresponsabilidad política que debe evitarse. Es una falta de visión de Estado querer ganar las elecciones a toda costa.

Oportunidad histórica para combatir la corrupción

Esta semana puede definirse el alcance de una de las reformas legislativas más relevantes para el futuro de la democracia mexicana: la del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). No creo que las leyes lo sean todo –de hecho en México se hacen muchas que se incumplen– pero esta reforma legislativa puede facilitar y dar un giro en el combate a la impunidad y al abuso del poder. Escribo 'facilitar' porque para combatir la corrupción es aún más importante la voluntad de hacerlo. No sólo ha faltado esa voluntad por parte del gobierno federal, sino también de los estatales –muchos en manos del PAN y del PRD que ahora empujan esta reforma.

Con el marco legal vigente se podría haber castigado la corrupción. Bastaría, por ejemplo, que la Procuraduría General de la República (PGR) diera trámite a las denuncias de hechos que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha hecho en los últimos años, o que el Congreso federal o las legislaturas estatales hubiesen llevado a cabo su función de control y de investigación. La falta de voluntad ha sido un pecado común y nada garantiza que un nuevo marco legal cambie esa pasividad. No obstante, se debe aplaudir la creatividad y empuje de organismos de la sociedad civil y de muchos legisladores, notoriamente del PAN y del PRD, que han dado impulso político a esta reforma en los últimos meses.

Algunos de los temas principales en la mesa de negociación.

1. ¿Quién preside el SNA? En la reforma constitucional no se detalla.

Las opciones son muchas e incluyen a cualquiera de los integrantes del Comité Coordinador: los titulares de la ASF, de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, de la Secretaría de la Función Pública, del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, del INAI, o bien, alguno de los cinco miembros del Comité de Participación Ciudadana.

Quién preside el SNA es importante porque ahí se promoverán políticas integrales en materia de fiscalización y control de recursos públicos, de prevención, control y disuasión de faltas administrativas y hechos de corrupción. Quien presida el SNA no tendrá injerencia en las funciones de las instituciones que lo integran, pero sí podrá establecer pautas generales, estimular el seguimiento al desempeño de las instituciones encargadas del combate a la corrupción y evitar la burocratización del sistema.

Una propuesta sobre la mesa es que sea un órgano ciudadano colegiado quien lo presida (como el INE). ¿Funcionaría ese modelo? El riesgo es la burocratización y cooptación de esos 'ciudadanos', o bien, que un órgano colegiado carezca de la experiencia, profesionalismo y una buena dosis de responsabilidad y sensatez, no siempre presente en dichos órganos.

2. Fiscalía General Anticorrupción. En la reforma político-electoral de 2014 se estableció la creación de la Fiscalía General de la República (hoy PGR) y en su seno una Fiscalía Especializada de Combate a la Corrupción. Ninguna de las dos se ha instaurado porque aún no se cuenta con la Ley Orgánica que determinará la estructura y los mecanismos de operación de ellas.

Dos temas centrales son el nombramiento del fiscal anticorrupción: la reforma de 2014 establece que será nombrado por un mecanismo en el que intervienen el Senado de la república y el Ejecutivo federal. El PAN y PRD quieren cambiar la ley con la finalidad de que el Senado pueda elegir al nuevo fiscal, sin la intervención del presidente.

No sólo es importante quién es el fiscal y quién lo nombra; muy importante son los recursos humanos y tecnológicos de que dispone. Poca atención se ha prestado al hecho de que la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Cometidos por Servidores Públicos de la PGR cuenta con escasos recursos humanos para realizar su función y será esa área el núcleo central de la nueva fiscalía.

3. Tipos de corrupción. Actualmente la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos define de manera ambigua los tipos de infracciones que constituyen actos de corrupción.

La propuesta 3de3 define 10 tipos con mayor precisión y añade algunas figuras innovadoras que responden a la realidad actual, entre ellos conspiración para cometer actos de corrupción y enriquecimiento oculto (actualmente se menciona “ilícito”). Las bancadas del PAN y del PRD añadieron siete tipos adicionales, entre ellos que los legisladores no podrán recibir beneficios económicos o 'moches' a cambio de gestión alguna.

4. Recompensas por denunciar actos de corrupción. El mecanismo que se propone en la Ley 3de3 Plus es que si el ciudadano denuncia a un corrupto, se quedará con 10 por ciento de lo recuperado. Se ha cuestionado que este mecanismo estimularía una 'cacería de brujas'. Sin embargo, en palabras de José Roldán Xopa, se deberán aportar pruebas relevantes para acreditar la responsabilidad y que primero se recupere el dinero o los bienes frutos del acto denunciado. Ya no basta que el combate sea desde instituciones del Estado; se necesita la cooperación interesada de la sociedad. Claro, debe cuidarse que haya debido proceso, cosa juzgada y ejecución.

5. Declaración pública 3de3. Aunque el movimiento ciudadano de la reforma anticorrupción lleva este nombre, es la parte menos sustantiva aunque más vistosa. Con todos los riesgos que implica, es un paso natural. Es evasiva porque fácilmente se pueden esconder propiedades; tiene visos de inconstitucionalidad por la parte del secreto fiscal (pero se puede cambiar el código en la materia) y no es el tema medular para combatir la corrupción, pero constituye un elemento simbólico muy relevante.

Los partidos y el gobierno tienen la oportunidad de dar un salto normativo de gran alcance. Reitero: las leyes son [sólo] una parte del motor para combatir eficazmente la corrupción, pero son un piso importante. Por eso no debe desaprovecharse la oportunidad histórica que hoy se presenta (600 mil firmas de respaldo). La corrupción es el mayor problema de impunidad de México y el que más ha dañado la confianza en las instituciones. Si no se inicia una ruta de combate con instrumentos legales y desde el mismo Estado, se corre el riesgo de que mañana se combata con ánimo justiciero y populista.

¿Por qué Enrique Ochoa?

En una reunión del gabinete ampliado, posterior a la elección del 5 de junio, el presidente Peña leyó la cartilla a su equipo de colaboradores y les dio un mensaje claro: no iba a rendir la plaza.
Es decir, no se iba a resignar a que el PRI perdiera las elecciones estatales en el 2017 y menos aún las presidenciales del 2018, o que se quisieran echar para abajo las reformas.

Y, para hacer realidad ese propósito tendrán que venir cambios, de personas y de estrategias. Todo parece indicar que en un principio se pensaba en un lapso un poco más prolongado para gestarlos. Como el propio presidente Peña lo refirió, quizás en el contexto del Cuarto Informe de Gobierno, poco antes o poco después.

Pero las cosas se precipitaron y el primer cambio estratégico vino la semana pasada: la designación de Enrique Ochoa al frente del PRI, que habrá de hacerse oficial mañana.

Las reacciones que suscitó la noticia entre la clase política priista y algunos de sus voceros dan las pistas del por qué Ochoa y por qué el momento.

Más allá de los errores de selección de candidatos que pueda haber cometido el propio presidente Peña en las elecciones de junio, lo cierto es que la clase política priista histórica con Manlio Fabio Beltrones al frente –y gobernadores diversos a los lados– definieron las campañas y fallaron.

Un cambio en el PRI implicaba de entrada un cambio en el perfil del dirigente.

Enrique Ochoa fue una carta inesperada, pero no distante por formación de otros personajes que alguna vez se mencionaron, como Aurelio Nuño.

Ochoa redactó buena parte de la iniciativa de la reforma educativa y desde la Secretaría de Energía fue clave en el diseño de la reforma energética. Tras la salida de Francisco Rojas de la CFE en febrero de 2014, fue el operador de los cambios en el sector eléctrico, los más exitosos hasta ahora en la reforma.

Pero quizás lo que lo catapultó como prospecto a la dirigencia del PRI fue la negociación de la reforma de pensiones de la CFE, frente a un sindicato, el SUTERM, que intentó doblarlo hasta el último momento.

Conocimiento técnico y una habilidad política inusual, además de la confianza del presidente Peña lo convirtieron en prospecto a encabezar el PRI. ¿Por qué el momento? Desconozco las razones específicas que propiciaron la definición de la fecha, pero la hipótesis plausible, observando las reacciones posteriores, es que integrantes de la clase política priista intentaban limitar el margen de maniobra de Peña para elegir al dirigente del partido.

No sé si iba a llegar al nivel de una rebelión o si iban a querer imponerle a Peña algún personaje, pero el hecho es que el presidente se adelantó.

Hay que entender la llegada de Ochoa como el arranque de un proceso. Habrá cambios en el PRI y supongo que posteriormente en el gabinete y en algunas de las políticas.

En esa reunión en la que Peña fue enfático con sus colaboradores en que no iba a “rendir la plaza”, les recordó que él tenía las renuncias de todos desde que llegaron y que no dudaría en usarlas.

En los meses que siguen veremos con certeza más capítulos de la estrategia del presidente, pero por lo pronto quien quiera minimizar la llegada de Ochoa al PRI, es que no lo conoce: vienen cambios profundos en el tricolor.

Thursday, July 7, 2016

Los partidos políticos están perdidos

Jorge Suárez-Vélez

Brexit, Trump, el resurgimiento del nacionalismo, el arraigamiento del racismo (a veces violento) y la polarización ideológica tienen todos en común un mismo origen: la rigidez y miopía de los partidos políticos.

Éstos se han empeñado en vender la misma ideología rígida y estrategia fallida, dejando enormes huecos que han sido llenados por populistas o por irresponsables que toman a partidos establecidos como rehenes, aprovechando que éstos no están dispuestos a enfrentarlos, ante la posibilidad de beneficiarse de votos, independientemente de dónde éstos provengan.

La semana pasada George Will, quien por décadas ha sido uno de los pensadores conservadores más respetados en Estados Unidos, declaró que ha dejado de ser republicano. Usando la misma frase que expresara Ronald Reagan cuando le preguntaron por qué dejó al Partido Demócrata en los años sesenta, dijo: “yo no dejé al partido, el partido me dejó a mí”. Un republicano tradicional no puede identificarse con un partido que promueve el proteccionismo, que está contra la migración y que sataniza al libre comercio. Espero, tampoco puede identificarse con un racista.

Trump es el resultado de un Partido Republicano obtuso, rehén de grupos extremos como la NRA (Asociación Nacional del Rifle), de grupos que niegan el calentamiento global, de quienes defienden posiciones religiosas extremas, de aquellos que promueven la ignorancia al manifestarse, incluso, contra la Teoría de la Evolución, que 99.99 por ciento de los científicos del mundo validan.

Los demócratas tampoco son un ejemplo de flexibilidad y modernidad. Fueron ellos quienes plantaron la semilla de la duda con respecto a las bondades del comercio internacional (validado, también, por la gran mayoría de los economistas respetables) e insisten en recetas trilladas que han mostrado una y otra vez que no funcionan. Cuando proponen aumentar salarios mínimos en forma drástica y arbitraria, por ejemplo, lejos de proteger a los trabajadores, los marginan. Aceleran la robotización y automatización de procesos con máquinas y tecnologías que existen, fuerzan a quien no tiene la capacitación para demandar salarios competitivos a subemplearse o a refugiarse en la economía informal, perdiendo todo acceso a capacitación y protección social.

Nunca en la historia de la humanidad se había generado tanto cambio en menos tiempo. Estamos frente a un cambio tecnológico que marca un parteaguas en la historia, nada menos que eso. Lejos de buscar cómo aprovecharlo en forma inteligente, los partidos le han cedido la palestra a populistas que lucran al asustar, al buscar culpables, al amarrar navajas. En vez de abocarse a generar progreso, fomentan envidia. Como dijera el propio George Will, “la envidia es el único pecado capital que ni siquiera permite un momento de placer”.

En países desarrollados y con fortaleza institucional, el populista es una amenaza real que puede provocar mucho daño al vender la posibilidad de que regrese un pasado que quizá nunca existió. Dígase lo que se diga, la globalización es un fenómeno incontenible e irreversible. Lo es porque el muro de Trump no puede contener a WhatsApp, Facebook o Skype. En 2016 las grandes empresas son de todos los países y de ninguno; y el poder de las computadoras es irreversible, porque su capacidad ha crecido en forma exponencial por décadas.

En México pasa lo mismo. Los partidos políticos alimentan a su base tradicional, independientemente de cuáles sean sus intereses. PAN y PRD hacen alianzas alrededor de candidatos impresentables, con tal de aprovecharse del enojo de los electores. López Obrador acoge al nefasto CNTE, y se muestra dispuesto a sacrificar el futuro de millones de niños, a cambio de obtener mayor poder político.

En nuestro país el riesgo del populista es mucho más grave. Lo es porque la debilidad institucional es patente y, por ello, sería más difícil contener el daño; porque es fácil dar marcha atrás a logros que han sido el resultado de situaciones a veces milagrosas. Por ello, lo que está haciendo el PRI es particularmente irresponsable. Lo es cuando tantos de sus militantes se enriquecen en forma grotesca, cuando abusan del poder, cuando restriegan la impunidad en la cara de quienes nada tienen, cuando permiten que la ley se aplique en forma selectiva, cuando favorecen al amigo, cuando doblan las reglas. Me preocupa ver que están más preocupados en vender una reforma educativa que en el mejor de los casos ira a la décima parte de la velocidad que el entorno exige, que en buscar incorporar a millones de jóvenes a la economía moderna, dotándolos con habilidades y herramientas que les permitan ganarse una vida digna. Pero, lo que más me irrita es ver el flagrante descaro con el que Duarte y Borge pretenden blindarse después de haber sido de los gobernadores más corruptos y que más daño han hecho a sus estados en décadas, me queda claro que o no entienden el peligro o no les importa sembrar tanta frustración y enojo. Éstos se acabarán manifestando en las urnas, o en las calles. Debería darles vergüenza.

Dólar fuerte, mundo débil

Macario Schettino

El fortalecimiento del dólar, producto del temor de los grandes capitales a los problemas financieros en China y el estancamiento en Europa, es equivalente a la debilidad de todas las cosas que se cotizan en la moneda estadounidense. Muchas divisas, incluyendo el peso, y muchos bienes primarios, incluyendo el petróleo.

Acá en México nos fijamos nada más en esas dos cosas, peso y petróleo, por justificadas razones. Desde fines de los setenta, esos dos indicadores explicaban el funcionamiento de nuestra economía. No lo hacen desde mediados de los noventa, pero eso parece que todavía no se aprende (es que uno aprende de los golpes, como en 76, 82, 86 y 94, y no de las buenas épocas).



Por eso llevamos dos años pensando que la depreciación del peso se trasladará rápidamente a inflación, aunque no ha ocurrido. Resulta que muchas de las cosas que importamos, y se cotizan en dólares, han bajado de precio al mismo ritmo, o más, del que se ha depreciado el peso, de forma que, al final, no modifican su precio en moneda nacional. No es que no tengan impacto, pero ha sido menor de lo tradicional. Ya empieza a notarse mucho en los precios al productor, y antes de que se traslade a los precios que usted enfrenta, el Banco de México ha empezado a actuar. Pero de eso le platico después.

Lo que es interesante ver primero es cómo el fortalecimiento del dólar ha originado una desaceleración en Estados Unidos. Si su moneda es más fuerte, pueden comprar más, pero pueden vender menos. Y dado el funcionamiento global de la economía, si uno vende menos, acaba comprando menos, aunque los precios sean menores. Nomás porque no hay con qué. Como ayer comentábamos, el momento de cambio es el segundo semestre de 2014. En octubre de ese mes, Estados Unidos alcanza su máximo en exportaciones, 200 mil millones de dólares. De ahí empieza la caída, y en los primeros meses de 2016 anda en 180 mil millones. Una caída de 10 por ciento en sus ventas, que se refleja en un ajuste similar en sus compras, que pasan de 241 mil a 220 mil millones de dólares mensuales.

La actividad industrial de Estados Unidos cae al mismo tiempo. Crecía cerca de 4.0 por ciento anual en octubre de 2014, ahora promedia menos 2.0 por ciento. Y nuestra industria se mueve parecido. La verdad, no nos ha ido tan mal: en el período mencionado, China ha dejado de exportar a Estados Unidos 10 mil millones de dólares mensuales y Canadá 20 mil millones, con lo que ya es el tercer exportador a ese país. Nosotros pasamos al segundo lugar, porque nuestras exportaciones casi se mantienen. Pasamos de 82 a 81 mil millones de dólares mensuales. En parte, porque nuestra moneda se ha ajustado más que las de los otros países y la ventaja en precio algo ha ayudado.

En parte, porque se trata de una industria integrada.

Hace unas semanas le comentaba que me preocupaba una posible recesión en Estados Unidos. No parece que eso vaya a ocurrir, porque aunque la industria está por los suelos, las demás variables relevantes (ventas, ingreso, empleo) aunque están creciendo menos, siguen en terreno positivo. En México los indicadores cíclicos parecen ya apuntar claramente a una recesión, pero cuando los ve uno con detalle, resulta que se trata del mismo fenómeno que vemos en Estados Unidos: caen importaciones, cae industria, y en nuestro caso, el peso se deprecia. Pero lo demás, aunque crece menos, sigue en terreno positivo, incluso muy positivo, como las ventas y el empleo.

Todo esto, para ponerle contexto al alza en tasa de interés del
Banco de México. Mañana.

AMLO quiere muertos

Pablo Hiriart

El desastre en que se convirtió ayer la capital del país, producto de 33 bloqueos viales y 67 movilizaciones, fue obra de la alianza Morena-CNTE, que controlan la Sección 9 del sindicato magisterial.

No fueron muchos, apenas 6.0 por ciento de las escuelas de la capital respondió al 'paro nacional' convocado por la CNTE, pero sí los suficientes para crear un caos que le fastidió el día a los habitantes de la Ciudad de México.

Quieren echar abajo la reforma educativa no porque sea mala, sino para demostrar su fuerza.

Así mandan a gente a la calle, engañada, a provocar a las autoridades para que haya muertos y tener más banderas para su causa.

Morena y la CNTE construyen la peor ruindad política que haya visto el país.

En los años del PRI hegemónico, ese partido usaba la ignorancia de la gente para llevarla a mítines a aplaudir a un candidato que no conocían ni volverían a ver en su vida, a cambio de un programa social, una torta y un refresco.

Ahora Morena y la CNTE no la mandan a las calles y carreteras a aplaudir, sino a provocar y enfrentarse a la policía con el engaño de que en México va a desaparecer la educación gratuita.

Morena y la CNTE necesitan mártires, muertos, y estafan a gente humilde con falsedades para que se juegue la vida por algo que no es verdad.

¿Qué pasa si las autoridades hubieran actuado ayer en los bloqueos en la capital del país, en los 20 puntos cerrados de Oaxaca, en las casetas tomadas en Michoacán y Guerrero, o en la autopista México-Cuernavaca que bloquearon?

Seguramente hubiese habido muertos. Hoy estaríamos en el centro de la atención mundial por 'la matanza de maestros' en México.

Es lo que quieren, que haya víctimas mortales y para eso utilizan a la gente a la que conducen con mentiras hacia una grotesca provocación.

“Sí a la evaluación, no a la privatización”. “En defensa de la educación pública”. Esas consignas se leen en las pancartas de los bloqueos de ayer en la CDMX.

No hay tal privatización de la enseñanza con la reforma educativa. Decirlo es una manera de adoctrinar con mentiras a la gente para que salga a jugarse la vida a las calles y a las carreteras en busca de un enfrentamiento con la policía.

Los que murieron en Nochixtlán lo hicieron convencidos de que defendían la educación gratuita. Murieron engañados por AMLO.

Ese personaje quiere muertos para echar abajo la reforma educativa y fortalecer así su fuerza nacional.

En su reciente decálogo sobre educación, expuso que la reforma educativa era una imposición desde el extranjero (el consenso de Washington) que había aceptado el gobierno mexicano como parte de la entrega de la soberanía nacional.

Mentira. Él sabe que es mentira. Pero moviliza a la gente en busca de muertos para erigirse como el salvador de la república y el presidente inevitable.

Osorio se lava las manos

Raymundo Riva Palacio

La restauración del diálogo político entre el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y los 30 líderes nacionales de la Coordinadora magisterial, frotó bálsamo sobre el delicado tejido sociopolítico mexicano. Una decisión provocada por la magnitud de la protesta organizada el martes por los maestros disidentes, apresuró un tercer encuentro en Bucareli. Fue rápido, sin mayores preámbulos ni protocolos, donde los maestros respondieron a la pregunta que les había hecho Osorio Chong la semana pasada: ¿qué es lo que pretenden? La respuesta, aunque en tono suave, busca lo que hasta ahora es impensable en el gobierno: marcha atrás en la reforma educativa. Ceder, como le dijo hace unos días Jesús Zambrano, presidente de la Cámara de Diputados, al secretario de Educación, Aurelio Nuño, sería un error. Si se cede ahora, afirmó, se cede todo.

Todo es absolutamente todo, incluido, como primer paso, el secretario Nuño, cuyo trabajo en la arquitectura de la reforma educativa desde la campaña presidencial del candidato Enrique Peña Nieto, la redacción de la iniciativa y su negociación dentro del Pacto por México sería echado a la basura. Esto luce tan impensable, como revertir la reforma educativa. El gobierno se encuentra en un callejón sin salida, y el secretario de Gobernación, el héroe instantáneo de la paz, podrá llevarse las medallas de una victoria efímera en un horizonte turbulento. Ante la violencia en el sur del país ganó tiempo, pero el pulso de la rebeldía sigue agitándose.

La dirigencia del magisterio ha sido cuidadosa con Osorio Chong. A diferencia de Nuño, nadie pide al presidente que lo destituya. Los líderes magisteriales no hablan de sus avances intramuros, y los comunicados los pactan en la Secretaría de Gobernación. Como el documento que le entregaron el martes por la noche, donde aclaran, como antídoto contra las críticas, que no respaldan “la herencia ni la venta de plazas, instrumentos del clientelismo establecido por las direcciones charriles de la SNTE”. Lo que quieren es la suspensión “definitiva” de la reforma educativa. Ya no usaron la palabra derogar (que significa anular una norma o ley) y emplearon suspender (que es detener o diferir). La semántica es importante. La derogación es la anulación automática y no puede volver a discutirse; la suspensión, aún en forma definitiva, es llevarla a un espacio en donde cabe un nuevo proceso legislativo, sin necesidad de construir una nueva ley.

Osorio Chong jugó con ellos y propuso ser el facilitador “de un proceso de diálogo con la Secretaría de Educación Pública en torno al modelo educativo”. El secretario de Gobernación abrió la puerta a la disidencia magisterial y se lava las manos. Su encomienda era buscar el restablecimiento del orden en Oaxaca y, cuando menos hasta ahora, pese a los gritos y los bloqueos, la paz no está rota. Hay entidades con el fuego latente, pero con el espacio de una semana para darles la respuesta, ganó espacio de movimiento él, pero ni el presidente ni Nuño ni nadie en el gabinete, como el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que está ideológicamente comprometido con la reforma educativa, lo tienen.

La disidencia magisterial tiene claro desde el principio lo que desea. Lo dejó por escrito en el documento que entregó a Osorio Chong en los considerandos V, IX y X: el Sistema Educativo Nacional no será instaurado mediante acciones punitivas contra los docentes y bajo una estructura legal que establece que la evaluación conduce a su despido o separación del aula. Es decir, más de seis meses de cruzada de Nuño por la evaluación de los docentes, miles de palabras empleadas en sus comunicados para hablar sobre los altos porcentajes de maestros evaluados, son inocuos. Ese sistema, dicen los líderes de la Coordinadora, es inaceptable. Igual es la tabla rasa impuesta en el nuevo modelo educativo.

Exigieron en el considerando VII una “educación verdaderamente autónoma, de tal manera que nuestras escuelas tengan libertad para, en el marco de una educación nacional, proponer y definir cómo deben ser los planes y programas, los contenidos y las prácticas pedagógicas dentro y fuera del aula”. Autonomía total para las escuelas significa autogobierno. La rectoría de la educación por parte del Estado, principio fundamental de la reforma educativa, entregada para el manejo bicéfalo en función de “cada zona, región y entidad federativa”, como apuntaron en el considerando IX. No quieren tampoco que se abra la educación de normalistas en las universidades privadas, sino que se mantenga la plaza automática de maestros para los egresados de las normales públicas.

La Coordinadora quiere que su modelo de educación sea debatido a nivel nacional y que, entretanto, la reforma educativa se coloque en el limbo. Regresar al statu quo previo al gobierno de Peña Nieto, es la exigencia. ¿Qué dijo el secretario? Facilitará las condiciones para que eso suceda. El martes por la noche Osorio Chong le dio un placebo a la Coordinadora, que salió de Bucareli como la vencedora de una larga batalla, pero colocó a Peña Nieto en una encrucijada. Su instrucción era buscar la paz en Oaxaca, no alentar la revisión de la reforma educativa. Entonces, ¿para quién trabaja el secretario de Gobernación? Si la respuesta sigue siendo para el presidente, se verá entonces que el lunes todo regresa al punto donde partió, pero con un clima de mayor irritación. Osorio Chong, de ser así, volvería a ensuciarse las manos.

CNTE y AMLO van por ésta, y la presidencia

Pablo Hiriart

Sería una derrota para México si en el nuevo diálogo del gobierno y la CNTE se pone a discusión la reforma educativa.
¿A santo de qué la CNTE, que es una minoría, va a imponer sus criterios sobre lo que debe ser la educación en el país?
Han conseguido ese objetivo únicamente porque son violentos y no les da miedo enfrentar a la policía.
Los que asaltan tiendas, roban camiones, autobuses y vehículos particulares, incendian edificios, rapan a otros maestros que dan clases y humillan a policías, van a delinear la política educativa de México.

Quienes tienen el peor desempeño académico de la república van a trazar el nuevo modelo educativo.

¿Qué nos pasa?

Los propagandistas de la CNTE lo dicen con fingida inocencia: “hay que escuchar a los maestros”.

Sí, pero “escucharlos”, en su lenguaje, implica hacer lo que ellos manden.

Ya se les escuchó por meses en la Secretaría de Gobernación. Se sabe lo que quieren –al menos lo que dicen que quieren–, y es derogar la reforma educativa.

Ahora insisten en la anulación de la reforma, y se les “escucha” porque tienen la particularidad de ser violentos.

Mediante el uso de la fuerza tienen bloqueadas carreteras en Oaxaca y Chiapas, vías férreas en Michoacán y estrangularon por segundo día la Ciudad de México.

Les dijeron que sí a discutir la educación en el país con las máximas autoridades en la materia, y aún así continuaron con su labor de ataque a la libertad de tránsito de la población, a la práctica del comercio y al transporte de personas y mercancías.

Es decir, ni dándoles esas concesiones bajan la pistola que tienen en el pecho del país.

Van por la caída de la reforma educativa para demostrar su fuerza e imponer su voluntad mediante métodos violentos.

Lo mismo van a hacer cuando, a través de movilizaciones y estrangulamiento del país, quieran imponer a su presidente de la República, luego de que otra vez se diga víctima del fraude electoral.
Resulta plausible que el gobierno no caiga en la provocación de causar una matanza, pero de eso se aprovechan para doblegarlo.

Ven contra las cuerdas al gobierno y por eso toman carreteras y ciudades.

Lo hacen engañados con el cuento de que la reforma es para “privatizar la educación” y quitarles sus plazas, como les ha mentido López Obrador.

Si un maestro no pasa la evaluación, se le capacita y la presenta de nuevo. Si tampoco la pasa, se le vuelve a capacitar y por tercera vez hace la prueba. Si en esa tampoco aprueba, no se le despide, sino que se le reubica en áreas administrativas porque no tiene vocación ni conocimientos para enseñar.

López Obrador y los líderes de la CNTE –que manejaban los ascensos y miles de millones de pesos– les han mentido diciéndoles que van a perder sus plazas y que todo es para “privatizar la educación”.

Sería trágico para generaciones de mexicanos que se echara atrás la reforma educativa, por la presión violenta de una minoría.

Resultaría imperdonable que esos vándalos que actúan engañados dicten la política educativa del país, luego de que tienen a sus entidades en los últimos lugares de desempeño académico.

Y sería la puesta en bandeja para que López Obrador tome la presidencia en 2018 sin la necesidad de ganar las elecciones.

Monday, June 27, 2016

¿Por qué el Brexit le afecta más a México que a otros países?

Después de que se hizo pública la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, la mayoría de los mercados financieros y de divisas comenzaron a reaccionar de manera negativa, y México no fue la excepción.

El saldo en los mercado globales de divisas fue el siguiente: respecto al dólar estadounidense el dólar canadiense cayó 1.5 por ciento, el euro menos 2.2 por ciento, la libra esterlina menos 7.9 por ciento, el yen japonés subió 3.5 por ciento, el peso argentino retrocedió 3.6por ciento, el real brasileño menos 1.3 por ciento, el peso chileno menos 1.5 por ciento, el yuan chino menos 0.7 por ciento, el peso colombiano menos 1.5 por ciento y el peso mexicano menos 2.9 por ciento. Ante estos datos, surge obligadamente la pregunta ¿Por qué a México le afecta más el Brexit en su tipo de cambio que a otras naciones?

Uno pudiera pensar que es por el 'enorme' volumen comercial entre nuestro país y el Reino Unido, pero la respuesta es negativa. En 2015 México le exportó a dicha nación mercancías por 1.967 miles de millones de dólares (mmdd), cantidad que representó apenas 0.5 por ciento del total de las ventas al exterior de nuestro país. En los primeros cuatro meses de 2016 las exportaciones de México a Reino Unido suman 1.106 mmdd, lo que representa 1.0 por ciento del total de exportaciones de nuestro país.

Respecto a las importaciones de México provenientes del Reino Unido, vemos un volumen similar. En 2015 nuestro país realizó importaciones provenientes de dicha nación por 2.344 mmdd, cifra que representó 0.6 por ciento del total. En los cuatro primeros meses de 2016 las importaciones de México originarias de Reino Unido suman apenas 0.672 mmdd, lo que representa 0.6 por ciento del total de importaciones hechas por México en el periodo.

¿Quién gana o quien pierde más del Brexit en términos de comercio exterior? Pues de entre México y Reino Unido parece que este último es el que pierde más ya que en 2012 México registró un superávit comercial bilateral de 211.8 millones de dólares (mdd), en 2013 tuvimos un déficit de 1.070.3 mmdd, en 2014 registramos un déficit de 707.7 mdd, en 2015 tuvimos otra vez un saldo negativo de 377.2 mmdd y en los primeros cuatro meses de 2016 tenemos un superávit de 433.4 mdd. De esta manera, en el acumulado de 2012 a la fecha, México tiene un déficit comercial con Reino Unido de 1.510 mmdd. Aunque cabe hacer énfasis en que el volumen de comercio entre México y Reino Unido es poco significativo.

¿Entonces, por qué tanto ruido en México respecto al Brexit si los intercambios comerciales son tan bajos? ¿Por qué nos afecta tanto?

¿Por qué se dice que el dólar puede llegar arriba de 20 pesos en los próximos días (de hecho ya el dólar alcanzó 19.3472 pesos por dólar en su cotización interbancaria el viernes 24 a la 1.00 am)?

Parte de la razón de este comportamiento es la enorme cantidad de capitales extranjeros que se encuentran invertidos en México en instrumentos de deuda de corto plazo y en acciones que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores. De acuerdo con cifras del Banco de México, al 31 diciembre de 2015 la tenencia de valores gubernamentales por parte de residentes en el extranjero era de 2.125 billones de pesos y al 15 de junio dicha cantidad ascendía a 1.930 billones, lo que implica una disminución de 9.2 por ciento en casi seis meses, y además significa que los extranjeros aún tienen en México unos 101.921 miles de millones de dólares en Cetes al tipo de cambio actual. De esta manera vemos que la tenencia de valores gubernamentales en manos de extranjeros representa 57.5 por ciento del total de nuestras reservas internacionales.

Esto implica que ante cualquier acontecimiento internacional que provoque que los inversionistas busquen refugio en activos seguros como el dólar o el yen japonés, pues aún quedan muchos miles de millones de dólares que podrían fugarse del país ocasionando con ello la caída del peso, tal como ha venido sucediendo de manera casi ininterrumpida desde abril de 2013, cuando el tipo de cambio estaba en 12.1411 pesos por dólar.

¿Cómo podríamos hacer entonces para que México fuera menos vulnerable ante los acontecimientos extranjeros tales como el Brexit y la amenaza de alza en las tasas de interés por parte del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed)? Pues una alternativa muy poco aconsejable es aumentando la tasa de interés de referencia por parte del Banco de México. Y señalo que esta no es una buena opción porque no resuelve el problema de fondo y lo que se provoca es que de manera momentánea regresen los capitales golondrinos a buscar un mayor rendimiento, además de que haría más lento nuestro crecimiento económico por su impacto negativo en la inversión productiva, el consumo privado, la construcción y en el gasto público (al tener que pagar más intereses por la deuda pública).

La verdadera alternativa para que seamos menos vulnerables ante los choques externos consiste en generar nuestras propias fuentes de divisas de manera que seamos menos dependientes de la entrada de flujos de inversión extranjera de cartera, lo que implica ser superavitarios en nuestra balanza comercial y buscar una mayor atracción de inversión extranjera directa (en empresas).

De hecho, vale la pena mencionar en este momento que la razón por la cual el tipo de cambio no llegó a 20 pesos por dólar el viernes 24 de junio fue porque ante la concreción del Brexit se hace altamente probable que la Fed ya no aumene su tasa de interés de Fondos Federales en lo que resta del año, por lo que la presión sobre el peso ejercida por esta variable disminuyó sustancialmente.

Es así que México debería trazarse la meta para el mediano plazo de aumentar considerablemente sus exportaciones, aumentando el grado de contenido nacional en éstas, de manera que el aumento de nuestras ventas al extranjero se traduzca en una balanza comercial cada vez más favorable.

En 2012 México registró una balanza comercial total superavitaria en 18.4 mdd, para 2013 fue deficitaria en 1.195 mmdd, en 2014 fue desfavorable en 3.065 mmdd y en 2015 se llegó a un déficit comercial de 14.609 mmdd. En los primeros cuatro meses de 2016 el déficit comercial suma ya 6.064 mmdd, por lo que la expectativa es que cerraremos este año con un desequilibrio comercial de unos 18 mmdd.

Efectivamente, gran parte del deterioro comercial se debe a la caída en el precio de petróleo, pero también es cierto que las exportaciones manufactureras han estado estancadas y recientemente han comenzado a caer. En 2015 este tipo de exportaciones crecieron apenas 0.7 por ciento y en los primeros cuatro meses de 2016 ya muestran una caída acumulada de 4.3 por ciento.

Es muy importante insistir en que México debe aprovechar lo depreciado que está el peso para salir a buscar nuevos mercados de exportación y limitar sus importaciones, sobre todo las que vienen del continente asiático, región con la cual tuvimos un déficit comercial de 119.500 mmdd en 2015 y ya tenemos un desequilibrio comercial de 38.555 mmdd en los primeros cuatro meses de 2016. De hecho el déficit comercial con Asia ya registra un aumento de 6.5 por ciento en lo que va del año, por lo que reafirmamos que la relación comercial con Asia es un problema crónico que simplemente no se atiende y es causante de muchas de nuestras debilidades como nación.

El gran problema en todo esto es que ante los recortes al gasto que ha decretado el gobierno federal, es que los apoyos a la exportación a través de Proméxico son prácticamente inexistentes, por lo que a menos de que cuenten con apoyos de los gobiernos estatales, las empresas están solas en sus intentos de incursionar en los mercados extranjeros.

A manera de conclusión, lo que podemos señalar es que México seguirá en la montaña rusa de los mercados financieros, con efectos mucho más severos que los que sufrirán otras naciones, y esto será así mientras sigamos siendo un país dependiente de la inversión extranjera de cartera. Esta situación no se resolverá en el corto plazo, por lo que tendremos mucha volatilidad en los próximos meses, pero lo que sí se puede hacer es comenzar a trabajar en un plan serio que busque convertir a México en una potencia exportadora. Tenemos la planta productiva para hacerlo, el talento y la capacidad, lo que falta son apoyos y compromiso por parte de los empresarios que desconocen de la materia.